Si hay algo que atormente y que haga sufrir a cualquier ser humano en no saber dónde está su madre, su padre, sus hijas e hijos, sus hermanas y hermanos, sus seres queridos.
Hoy es el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas y, por eso, he querido compartir estas pequeñas reflexiones con todas y con todos. Y quiero hacerlo mandando, con cada palabra de este pequeño texto, un abrazo enorme de profundo AMOR, SOLIDARIDAD Y RESPETO hacia todas aquellas familias que, a día de hoy, en pleno siglo XXI, aún no saben dónde están sus seres queridos.
Para quien no lo sepa, las desapariciones forzadas suponen uno de los mayores y más abominables instrumentos que los gobiernos corruptos y las dictaduras suelen utilizar como forma de represión política y para infundir el terror entre la población. A través de está práctica criminal, millones de personas en todo el mundo han sido silenciadas únicamente por tener una postura contraria a aquellas personas que ejercen el poder.

Esta situación de terror institucional, de infundir el miedo entre la población, no crea únicamente un enorme espació de miedo y dolor entre los familiares directos de las víctimas desaparecidas sino que también afecta a toda la comunidad, a toda la sociedad y, en definitiva, a cualquier persona que crea en la inviolabilidad de la dignidad humana, a cualquier persona que crea fervientemente en la defensa de los derechos humanos y a cualquier persona que crea profundamente en los valores universales y en los principios inherentes al concepto mismo de la democracia. Pensemos que las desapariciones forzadas no son un problema que afecte únicamente a un determinado país o región. Estamos ante un problema que nos afecta a todas y a todos en tanto en cuanto formamos parte de la Humanidad.
Sí, es cierto, como ya he dicho antes, las desapariciones forzadas son propios de gobiernos corruptos y de dictaduras dictaduras militares en manos de quienes buscan eliminar cualquier rastro de sus oponentes a través de la represión. Pero no solo afecta a los oponentes, también causa un dolor inmenso a familias y a comunidades enteras. Incluso, aunque hayan sido erradicadas posteriormente, aunque se haya dado paso a una democracia y aunque exista plena libertad, ese dolor y esa angustia permanecen todavía en los corazones de sus familias. Un dolor y una TORTURA que no cesará hasta que no sepan qué pasó con su padre, con su madre, con sus hermanas y hermanos, con sus hijas e hijos. Por tanto, nos encontramos ante unos de los mayores y más abominables crímenes cometidos por el ser humano sobre sus propios semejantes y, en consecuencia, debe ser universalmente perseguido al ser un DELITO DE LESA HUMANIDAD.

Es una obligación de todos los países que cuenten con personas desaparecidas y cuya desaparición haya sido forzada el dar respuesta a esta simple pregunta: ¿DÓNDE ESTÁN? El no hacerlo, el no dar respuesta a esta simple pregunta rompe con el DERECHO A LA VERDAD respecto de las graves violaciones de derechos humanos sufridas por todas las víctimas y sus familias y en contra de su dignidad, de la inviolabilidad de la dignidad humana.
Hemos de tener claro que EL RESPETO DEL DERECHO A LA VERDAD, A LA JUSTICIA Y A LA REPARACIÓN, son totalmente necesarios e indispensables para acabar de una vez por todas con el DOLOR DE LAS FAMILIAS y en contra de la sensación de impunidad de quienes cometieron esos crímenes abominables, esas graves violaciones de los derechos humanos. Y las familias tienen derecho a saber qué pasó con sus seres queridos y dónde se encuentran. El no hacerlo, en no respetar ese derecho, lo único que hace contribuir a que las heridas sigan sangrando y a que las violaciones sistemáticas de derechos humanos, a veces con el pretexto poco verosímil de la lucha contra el terrorismo (excusa que se sigue utilizando en la actualidad), continúen ocultas e impunes durante más tiempo así como sus responsables.

En la actualidad son miles de familias las que, cada día, siguen luchando por saber dónde están sus seres queridos. Junto a todas las familias, cientos de defensores de derechos humanos y juristas que luchan por la verdad y por la justicia, son acosados sistemáticamente por intentar arrojar luz y llevar a los tribunales a los responsables de las desapariciones forzadas. Todas esas familias conviven cada día con el dolor y una culpabilidad que no les corresponde porque los verdaderos responsables aún no han salido a la luz o, peor aún, se conocen quiénes son y dónde están pero no asumen las consecuencias de sus actos, bien porque han fallecido o bien porque las leyes de amnistía les protegen. Sin embargo, hemos de tener muy claro que, de acuerdo con la jurisprudencia internacional, LOS DELITOS DE LESA HUMANIDAD NO PUEDEN SER AMPARADOS BAJO NINGUNA LEY DE AMNISTÍA.

Como decía, son muchas las personas que siguen buscando a sus seres queridos y quisiera referirme, muy especialmente, a esas madres que vieron cómo les fueron arrebatados sus hijas e hijos de sus brazos nada más nacer. Todos conocemos el ejemplo de las Madres y las Abuelas de La Plaza de Mayo en Argentina que desde hace décadas buscan sin descanso a sus hijas e hijos y a sus nietas y nietos. Hace poco tiempo tuve la oportunidad de conocer a un grupo de mujeres maravillosas que, sin afán de venganza ni sentimiento de odio alguno, luchan por saber dónde están sus hijas e hijos. Son de la Asociación ALUMBRA (Asociación de Lucha de las Madres de Bebés Robados de Andalucía) y de la Plataforma Internacional de Víctimas por Desapariciones Forzadas Infantiles «TE ESTAMOS BUSCANDO».
Para quien no las conozcan, se trata de una asociación de mujeres fuertes y maravillosas que buscan a sus hijas e hijos robados nada más naces en nuestro país. Este es su vídeo de presentación:
Desde hace años, todas estas mujeres, todas estas madres luchan sin descanso para que el Gobierno de España, cumpla con sus obligaciones y acabe con la impunidad ante el robo de bebés recién nacidos en España, no solo durante la dictadura, sino también hasta bien entrada la democracia y para que posibilite que estas madres puedan encontrarse con sus hijas e hijos. Si queréis conocer un poco más, aquí os dejo el documental que elaboraron hace dos años:
Investigación sobre la desaparición de bebés en España desde la Guerra Civil hasta bien entrada la democracia.
Sin embargo, como habéis comprobado en el documental, en muchas ocasiones, se han encontrado con el muro de la Ley de Amnistía de 1977. En el resto de los casos, aquellos cometidos con posterioridad a la Ley de Amnistía, la falta de voluntad política ha imposibilitado el que miles de madres puedan tener respuesta a una única pregunta: ¿DÓNDE ESTÁ MI HIJA? ¿DÓNDE ESTÁ MI HIJO?
Nunca me cansaré de repetir esto: LOS DELITOS DE LESA HUMANIDAD NO PUEDEN SER AMPARADOS BAJO NINGUNA LEY DE AMNISTÍA. En consecuencia, y una vez más, no estamos ante una falta de capacidad jurídica sino ante una clara muestra de falta de voluntad política. Precisamente la Convención Internacional para la protección de todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas, en vigor desde diciembre de 2010 (y de la que España es parte desde el 14 de julio de 2009), con respecto a bebés robados, la Convención establece claramente en su Artículo 25 lo siguiente:
Artículo 25 CIPPDF
1. Los Estados Partes tomarán las medidas necesarias para prevenir y sancionar penalmente:
a) La apropiación de niños sometidos a desaparición forzada, o de niños cuyo padre, madre o representante legal son sometidos a una desaparición forzada, o de niños nacidos durante el cautiverio de su madre sometida a una desaparición forzada;
b) La falsificación, el ocultamiento o la destrucción de documentos que prueben la verdadera identidad de los niños mencionados en el inciso a) supra.
2. Los Estados Partes adoptarán las medidas necesarias para buscar e identificar a los niños mencionados en el inciso a) del párrafo 1 del presente artículo y restituirlos a sus familias de origen conforme a los procedimientos legales y a los acuerdos internacionales aplicables.
3. Los Estados Partes se prestarán asistencia mutua en la búsqueda, identificación y localización de los niños a los que hace referencia el inciso a) del párrafo 1 del presente artículo.
4. Teniendo en cuenta la necesidad de preservar el interés superior de los niños mencionados en el inciso a) del párrafo 1 del presente artículo y su derecho a preservar y recuperar su identidad, incluidos la nacionalidad, el nombre y las relaciones familiares reconocidas por la ley, deberán existir en los Estados Partes que reconocen el sistema de adopción u otra forma de colocación o guarda, procedimientos legales encaminados a revisar el procedimiento de adopción o de colocación o guarda de esos niños y, si procede, a anular toda adopción o colocación o guarda cuyo origen sea una desaparición forzada.
5. En toda circunstancia y, en particular, para todo lo que se refiere a este artículo, el interés superior del niño constituirá una consideración primordial y el niño con capacidad de discernimiento tendrá derecho a expresar libremente su opinión, que será debidamente valorada en función de su edad y madurez.
Por tanto, y dado que en el instrumento de ratificación, el Gobierno de España no poner reserva alguna relacionada con la no persecución de estos delitos al amparo de la Ley de Amnistía, entiendo que DEBEMOS EXIGIR EN CUMPLIMIENTO DEL CONTENIDO DE ESTE ARTÍCULO y, en consecuencia, comenzar a habilitar los mecanismos necesarios para posibilitar los encuentros entre las madres y sus hijas e hijos robados años atrás.

Para acabar, quisiera de nuevo recordar que ante las desapariciones forzadas toda democracia que se considere como tal debe actuar de manera en la que se logre ERRADICAR esta abominable PRÁCTICA CRIMINAL totalmente contraria a los Derechos Humanos. Por esta razón, debemos exigir a toda los Estados de la Comunidad Internacional que firmen, ratifiquen y den cumplimiento a todas las disposiciones contenidas en la Convención Internacional para la Protección de todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas.
Quienes creemos en el poder de la democracia y en la universalidad de los valores, principios y derechos cuya titularidad corresponde a toda la Humanidad, deseamos profundamente que todas las personas desaparecidas regresen a sus casas; que todas aquellas personas que buscan desesperadamente a sus familiares puedan gritar sin miedo «¡TRAEDLOS DE VUELTA A CASA!»; que todos los bebés robados puedan reencontrarse con sus familias biológicas sin odio y sin venganzas; y que todas aquellas personas puedan rendir sus respetos en el lugar en el que injustamente reposan los restos de sus seres queridos.
Solo así podremos dar cumplimiento, sentido y credibilidad al tan necesario DERECHO A LA VERDAD, A LA JUSTICIA Y A LA REPARACIÓN porque, solo así, podremos dar respuesta a esa pregunta que, cada día, tanto dolor y sufrimiento produce a miles de familias en todo el mundo…
