POR TODAS

(Escrito en 🇪🇸🇲🇽– Written in 🇬🇧🇺🇸– Scritto in 🇮🇹– Rédigé en 🇫🇷🇨🇩– Escrito em 🇵🇹🇧🇷)

🇪🇸ESPAÑOL🇲🇽

(Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer)

Un año más, cada 25 de noviembre, unimos nuestras voces para seguir luchando en contra de esa lacra social que es la violencia sobre la mujer. A diario, miles de mujeres sufren esta forma abominable de violencia así como sus hijas e hijos. Una situación que, en esto tiempos de pandemia, millones de mujeres en todo el mundo padecen con mayor  crudeza al tener que convivir forzosamente con su agresor o depender aún más 

Pero, ¿qué es la violencia sobre la mujer? Si nos atenemos a lo dispuesto en la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y al Convenio de Consejo de Europa sobre la prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica, más conocido como Convenio de Estambul, hay que decirlo claramente, sin miedo y sin importar las críticas de quienes no creen en la igualdad entre mujeres y hombres como principio rector de cualquier sociedad democrática: La violencia sobre la mujer es una violación de derechos humanos, un delito de odio, un acto de terrorismo, un acto de tortura e, incluso, un crimen contra la humanidad normalizado socioculturalmente. 

¿Y por qué es un delito de odio? Porque la violencia sobre las mujeres, en todas sus formas, es una clara violación de derechos humanos al igual que lo son los ataques contra migrantes y refugiados, contra personas con discapacidad, contra aquellas personas que profesan una religión diferente, contra las personas sin hogar o contra el Colectivo LGBTIQ+. En este punto, quiero referirme a la violencia que sufren las mujeres trans porque, dado que son MUJERES, también son víctimas de la violencia sobre la mujer y más del 95% de los asesinatos sobre la comunidad transgénero tienen como víctima a mujeres trans. No olvidemos que la lgtbifobia en general, y la transfobia en particular, también es una forma de violencia machista por razón de la orientación y la identidad sexual. 

La violencia sobre las mujeres tiene múltiples formas. Además, del maltrato diario físico y emocional, sufren el acoso y la violencia sexual de su maltratador al verse obligadas a mantener relaciones sexuales en contra de su voluntad que, en ocasiones, traspasan todos los límites de la más extrema crueldad. Los datos son estremecedores: Un tercio de las mujeres de todo el mundo han sufrido violencia física o sexual por parte sus parejas o ex-parejas; casi el 50% de las mujeres casadas, o que conviven con sus parejas, han mantenido relaciones sexuales en contra de su voluntad alguna vez; más de de 750 millones de mujeres, casi el 10% de la población mundial, han contraído matrimonio antes de los 18 años; alrededor de 200 millones de mujeres han sufrido la mutilación genital femenina; y más del 70% de las víctimas de trata son mujeres y niñas de las cuales 3 de cada 4 son con fines de explotación sexual. 

¿Y por qué la violencia sobre la mujer es un acto de tortura? Porque si hay un derecho humano que sea verdaderamente absoluto ese derecho es, sin duda, el derecho a no recibir tortura ni humillación bajo ninguna circunstancia y, a todos los efectos, la violencia sobre la mujer es un acto de tortura que vulnera la dignidad humana inviolable y los derechos de las mujeres que la sufren junto con sus hijas e hijos. 

¿Y por qué la violencia sobre la mujer es un acto de terrorismo? Porque dado que la violencia sobre la mujer conlleva una serie de actos para la dominación y el sometimiento de las mujeres mediante actos de violencia que infunden TERROR, es por lo que puede afirmarse que la violencia sobre la mujer es una forma de terrorismo. Un terrorismo infundido por su maltratador a través de la violencia física y psicológica basada en el sometimiento por la fuerza y en el control absoluto de la mujer infundiendo el miedo más aterrador. 

¿Y por qué la violencia sobre la mujer es un crimen contra la humanidad normalizado? De acuerdo con fuentes de Naciones Unidas, alrededor de 140 mujeres son asesinadas cada día en el mundo a manos de la violencia machista. Es decir, con esa extrapolación de datos, alrededor de 1.500.000 de mujeres han sido asesinadas en los últimos 30 años por ser mujeres. No olvidemos que, a lo largo de la historia de la Humanidad, las mujeres han sido víctimas de las mayores atrocidades como lo es arrancar de su vientre a sus hijas e hijos aún por nacer; como es atravesarlas el vientre desde la vagina para impedir que puedan tener hijos como así sucedía en algunas regiones de Guatemala; como es apalear a las mujeres hasta la muerte solo por el hecho de enamorarse de un hombre casado; como es obligarlas a abortar para salvaguardar la “honra” de la familia haciéndolo en lugares clandestinos en donde muchas pierden la vida; como es el ser tratadas como mercancía y ser vendidas como esclavas sexuales o para el servicio doméstico trabajando hasta la extenuación o que su amo decide venderlas, regalarlas o hacerlas desaparecer; o como es abandonarlas o acabar con su vida nada más nacer porque el simple nacimiento de una niña se considera un problema o, incluso, una maldición. Por todo esto, es por lo que puede afirmarse que las mujeres han sido las grandes víctimas olvidadas del que, probablemente, y dado que no es posible cuantificar el número de mujeres que han podido ser asesinadas en todo el mundo por el mero hecho de haber nacido mujer, sea el genocidio más numeroso y de mayor duración de toda la historia de la Humanidad. 

No podemos permanecer impasibles ni consentir que haya pasos hacia atrás. Hemos de ser conscientes de que, justo en estos momentos, miles de mujeres en todo el mundo están sufriendo esta clase de violencia, este tipo de terrorismo, esta forma de delito de odio y esta figura de genocidio oculto. Tenemos que hacerlo por todas aquellas mujeres que buscan escapar desesperadamente del miedo, del dolor y de amenaza. También en recuerdo de todo todas aquellas mujeres que no pudieron escapar. Y, por supuesto, debemos hacerlo por todas las mujeres del mañana para que puedan vivir libres y sin miedo en un mundo sin violencia; en un mundo en donde las listas de mujeres asesinadas sean solo un triste recuerdo; en un mundo donde el ser mujer no lleve aparejado el peligro de ser acosada, discriminada, golpeada, vejada y violada por el mero hecho de haber nacido mujer; y, en definitiva, por un mundo libre de este cruel delito de odio, de este terrorismo machista, torturador y genocida que es la violencia sobre las mujeres y sobre sus hijas e hijos. 

Por las que estuvieron, por las que están y por las que estarán. 

Por todas.

Ni una menos, ni una más. 

🇬🇧ENGLISH🇺🇸

FOR ALL OF THEM

(International Day for the Elimination of Violence against Women)

Once again, every 25 November, we join our voices to continue fighting against the social scourge of violence against women. Every day, thousands of women suffer this abominable form of violence, as well as their children. A situation that, in these times of pandemic, millions of women all over the world suffer even more harshly as they are forced to live with their aggressor or are even more dependent on him for their lives. 

But what is violence against women? If the Declaration on the Elimination of Violence against Women and the Council of Europe Convention on preventing and combating violence against women and domestic violence, better known as the Istanbul Convention, are anything to go by, it must be stated clearly, without fear and regardless of the criticism of those who do not believe in equality between women and men as a guiding principle of any democratic society: Violence against women is a violation of human rights, a hate crime, an act of terrorism, an act of torture and even a socio-culturally normalised crime against humanity. 

And why is it a hate crime? Because violence against women, in all its forms, is a clear violation of human rights, as are attacks against migrants and refugees, against people with disabilities, against those who profess a different religion, against the homeless or against the LGBTIQ+ community. At this point, I want to refer to the violence suffered by trans women because, since they are WOMEN, they are also victims of violence against women and more than 95% of the murders of the transgender community have trans women as victims. Let us not forget that lgtbiphobia in general, and transphobia in particular, is also a form of male violence based on sexual orientation and identity. 

Violence against women takes many forms. In addition to the daily physical and emotional abuse, they suffer harassment and sexual violence from their abuser by being forced to have sexual relations against their will, which sometimes go beyond the limits of extreme cruelty. The figures are shocking: One third of women worldwide have suffered physical or sexual violence by their partners or ex-partners; almost 50% of married women, or women who live with their partners, have had sex against their will at some time; more than 750 million women, almost 10% of the world’s population, have been married before the age of 18; around 200 million women have suffered female genital mutilation; and more than 70% of the victims of trafficking are women and girls, 3 out of 4 of whom are trafficked for the purpose of sexual exploitation. 

And why is violence against women an act of torture? Because if there is one human right that is truly absolute, it is undoubtedly the right to be free from torture and humiliation under any circumstances and, to all intents and purposes, violence against women is an act of torture that violates the inviolable human dignity and rights of the women who suffer it along with their children. 

And why is violence against women an act of terrorism? Because violence against women involves a series of acts for the domination and subjugation of women through acts of violence that instil TERROR, it can be said that violence against women is a form of terrorism. A terrorism instilled by her abuser through physical and psychological violence based on the subjugation by force and absolute control of women by instilling the most terrifying fear.

And why is violence against women a normalised crime against humanity? According to United Nations sources, about 140 women are murdered every day in the world at the hands of male violence. In other words, with this extrapolation of data, around 1,500,000 women have been murdered in the last 30 years because they are women. Let us not forget that, throughout the history of humanity, women have been victims of the greatest atrocities, such as ripping their unborn children out of their wombs, piercing their wombs from their vaginas to prevent them from having children, as happened in some regions of Guatemala, beating women to death just for falling in love with a married man, forcing them to have abortions, forcing them to have children, forcing them to have sex with their husbands, forcing them to have sex with their husbands, forcing them to have abortions, forcing them to have sex with their husbands, forcing them to have sex with their husbands, forcing them to have sex with their husbands, and forcing them to have abortions; As is forcing them to have abortions to safeguard the «honour» of the family by doing so in clandestine places where many lose their lives; as is being treated as merchandise and being sold as sex slaves or for domestic service working until exhaustion or their master decides to sell them, give them away or make them disappear; or as is abandoning them or ending their lives as soon as they are born because the mere birth of a girl is considered a problem or even a curse. For all these reasons, it can be said that women have been the great forgotten victims of what is probably, and given that it is not possible to quantify the number of women who have been murdered throughout the world simply because they were born women, the most numerous and longest-lasting genocide in the history of humanity. 

We cannot remain impassive or allow any steps backwards. We must be aware that, at this very moment, thousands of women all over the world are suffering this kind of violence, this kind of terrorism, this form of hate crime and this form of hidden genocide. We have to do it for all those women who are desperately seeking to escape from fear, pain and threat. Also in memory of all those women who could not escape. And, of course, we must do it for all the women of tomorrow so that they can live free and without fear in a world without violence; in a world where the lists of murdered women are just a sad memory; in a world where being a woman does not entail the danger of being harassed, discriminated against, beaten, harassed and raped for the mere fact of being born a woman; and, in short, for a world free of this cruel hate crime, of this sexist, torturing and genocidal terrorism that is violence against women and their daughters and sons. 

For those who were, for those who are and for those who will be. 

For all of them.

Not one less, not one more. 

🇮🇹ITALIANO🇮🇹

PER TUTTE

(Giornata internazionale per l’eliminazione della violenza contro le donne)

Ancora una volta, ogni 25 novembre, uniamo le nostre voci per continuare a lottare contro la piaga sociale della violenza sulle donne. Ogni giorno, migliaia di donne subiscono questa abominevole forma di violenza, così come i loro bambini. Una situazione che, in questi tempi di pandemia, milioni di donne in tutto il mondo soffrono ancora più duramente poiché sono costrette a vivere con il loro aggressore o sono ancora più dipendenti da lui per la loro vita. 

Ma cos’è la violenza contro le donne? Se la Dichiarazione sull’eliminazione della violenza contro le donne e la Convenzione del Consiglio d’Europa sulla prevenzione e la lotta contro la violenza nei confronti delle donne e la violenza domestica, meglio conosciuta come Convenzione di Istanbul, sono un esempio da seguire, bisogna dirlo chiaramente, senza paura e indipendentemente dalle critiche di coloro che non credono nell’uguaglianza tra donne e uomini come principio guida di ogni società democratica: la violenza contro le donne è una violazione dei diritti umani, un crimine di odio, un atto di terrorismo, un atto di tortura e persino un crimine contro l’umanità socialmente e culturalmente normalizzato.

E perché è un crimine d’odio? Perché la violenza contro le donne, in tutte le sue forme, è una chiara violazione dei diritti umani, così come gli attacchi contro i migranti e i rifugiati, contro le persone con disabilità, contro coloro che professano una religione diversa, contro i senzatetto o contro la comunità LGBTIQ+. A questo punto, voglio fare riferimento alla violenza subita dalle donne trans perché, essendo DONNE, sono anche vittime della violenza contro le donne e più del 95% degli omicidi della comunità transgender hanno come vittime le donne trans. Non dimentichiamo che la lgtbifobia in generale, e la transfobia in particolare, è anche una forma di violenza maschile basata sull’orientamento e l’identità sessuale. 

La violenza contro le donne assume molte forme. Oltre all’abuso fisico ed emotivo quotidiano, subiscono molestie e violenze sessuali da parte del loro abusante, essendo costretti ad avere rapporti sessuali contro la loro volontà, che a volte superano i limiti dell’estrema crudeltà. Le cifre sono scioccanti: Un terzo delle donne in tutto il mondo ha subito violenze fisiche o sessuali da parte dei loro partner o ex-partner; quasi il 50% delle donne sposate, o che vivono con i loro partner, hanno avuto rapporti sessuali contro la loro volontà in qualche momento; più di 750 milioni di donne, quasi il 10% della popolazione mondiale, sono state sposate prima dei 18 anni; circa 200 milioni di donne hanno subito mutilazioni genitali femminili; e più del 70% delle vittime del traffico sono donne e ragazze, 3 su 4 delle quali sono trafficate a scopo di sfruttamento sessuale. 

E perché la violenza contro le donne è un atto di tortura? Perché se c’è un diritto umano veramente assoluto, è senza dubbio il diritto di essere liberi dalla tortura e dall’umiliazione in qualsiasi circostanza e, a tutti gli effetti, la violenza contro le donne è un atto di tortura che viola l’inviolabile dignità umana e i diritti delle donne che la subiscono insieme ai loro figli. 

E perché la violenza contro le donne è un atto di terrorismo? Poiché la violenza contro le donne implica una serie di atti per il dominio e la sottomissione delle donne attraverso atti di violenza che infondono TERRORISMO, si può dire che la violenza contro le donne è una forma di terrorismo. Un terrorismo instillato dal suo abusante attraverso la violenza fisica e psicologica basata sulla sottomissione con la forza e il controllo assoluto della donna, instillando la paura più terrificante. 

E perché la violenza contro le donne è un crimine normalizzato contro l’umanità? Secondo fonti delle Nazioni Unite, circa 140 donne vengono uccise ogni giorno nel mondo per mano della violenza maschile. In altre parole, con questa estrapolazione di dati, circa 1.500.000 donne sono state assassinate negli ultimi 30 anni perché sono donne. Non dimentichiamo che, nel corso della storia dell’umanità, le donne sono state vittime delle più grandi atrocità, come strappare i loro figli non ancora nati dal loro grembo, trafiggere il loro grembo dalla vagina per impedire loro di avere figli, come è successo in alcune regioni del Guatemala, picchiare a morte le donne solo perché si sono innamorate di un uomo sposato, costringerle ad abortire, costringerle ad avere bambini, costringerle ad avere bambini nel loro grembo, costringerle ad avere bambini nel loro grembo, costringerle ad avere bambini nel loro grembo, costringerle ad avere bambini nel loro grembo, costringerle ad avere bambini nel loro grembo; Come il costringerle ad abortire per salvaguardare l'»onore» della famiglia facendolo in luoghi clandestini dove molte perdono la vita; come l’essere trattate come merce ed essere vendute come schiave del sesso o per il servizio domestico lavorando fino all’esaurimento o fino a quando il loro padrone decide di venderle, regalarle o farle sparire; o come l’abbandonarle o porre fine alla loro vita appena nate perché la sola nascita di una ragazza è considerata un problema o addirittura una maledizione. Per tutte queste ragioni, si può dire che le donne sono state le grandi vittime dimenticate di quello che è probabilmente, e dato che non è possibile quantificare il numero di donne che sono state assassinate in tutto il mondo semplicemente perché erano nate donne, il genocidio più numeroso e più duraturo della storia dell’umanità. 

Non possiamo rimanere impassibili o permettere qualsiasi passo indietro. Dobbiamo essere consapevoli che, in questo momento, migliaia di donne in tutto il mondo stanno soffrendo questo tipo di violenza, questo tipo di terrorismo, questa forma di crimine d’odio e questa forma di genocidio nascosto. Dobbiamo farlo per tutte quelle donne che cercano disperatamente di fuggire dalla paura, dal dolore e dalla minaccia. Anche in memoria di tutte quelle donne che non hanno potuto fuggire. E, naturalmente, dobbiamo farlo per tutte le donne di domani affinché possano vivere libere e senza paura in un mondo senza violenza; in un mondo dove le liste di donne assassinate siano solo un triste ricordo; in un mondo dove essere donna non comporti il pericolo di essere molestata, discriminata, picchiata, molestata e violentata per il solo fatto di essere nata donna; e, in breve, per un mondo libero da questo crudele crimine d’odio, da questo terrorismo sessista, torturante e genocida che è la violenza contro le donne e le loro figlie e figli. 

Per quelli che erano, per quelli che sono e per quelli che saranno. 

Per tutte.

Non una di meno, non una di più. 

🇫🇷FRANÇAIS🌿

POUR TOUTES

(Journée internationale pour l’élimination de la violence à l’égard des femmes)

Une fois encore, chaque 25 novembre, nous unissons nos voix pour continuer à lutter contre le fléau social que constitue la violence à l’égard des femmes. Chaque jour, des milliers de femmes subissent cette forme abominable de violence ainsi que leurs enfants. Une situation que, en ces temps de pandémie, des millions de femmes dans le monde entier subissent encore plus durement, car elles sont obligées de vivre avec leur agresseur ou sont encore plus dépendantes de lui pour leur vie. 

Mais qu’est-ce que la violence à l’égard des femmes ? Si l’on se fie à la Déclaration sur l’élimination de la violence à l’égard des femmes et à la Convention du Conseil de l’Europe sur la prévention et la lutte contre la violence à l’égard des femmes et la violence domestique, plus connue sous le nom de Convention d’Istanbul, il faut le dire clairement, sans crainte et sans tenir compte des critiques de ceux qui ne croient pas à l’égalité entre les femmes et les hommes comme principe directeur de toute société démocratique : la violence à l’égard des femmes est une violation des droits de l’homme, un crime de haine, un acte de terrorisme, un acte de torture et même un crime contre l’humanité socioculturellement normalisé. 

Et pourquoi est-ce un crime de haine ? Parce que la violence contre les femmes, sous toutes ses formes, est une violation manifeste des droits de l’homme, tout comme les attaques contre les migrants et les réfugiés, contre les personnes handicapées, contre celles qui professent une religion différente, contre les sans-abri ou contre la communauté LGBTIQ+. À ce stade, je veux faire référence à la violence subie par les femmes transgenres car, étant des FEMMES, elles sont également victimes de la violence à l’égard des femmes et plus de 95% des meurtres de la communauté transgenre ont pour victimes des femmes transgenres. N’oublions pas que la lgtbiphobie en général, et la transphobie en particulier, est aussi une forme de violence masculine fondée sur l’orientation et l’identité sexuelles. 

La violence à l’égard des femmes prend de nombreuses formes. En plus de la violence physique et émotionnelle quotidienne, elles subissent le harcèlement et la violence sexuelle de leur agresseur en étant contraintes d’avoir des relations sexuelles contre leur gré, qui dépassent parfois les limites de l’extrême cruauté. Les chiffres sont choquants : Un tiers des femmes dans le monde ont subi des violences physiques ou sexuelles de la part de leur partenaire ou ex-partenaire ; près de 50 % des femmes mariées, ou vivant avec leur partenaire, ont eu des rapports sexuels contre leur gré à un moment donné ; plus de 750 millions de femmes, soit près de 10 % de la population mondiale, ont été mariées avant l’âge de 18 ans ; environ 200 millions de femmes ont subi des mutilations génitales féminines ; et plus de 70 % des victimes de la traite des êtres humains sont des femmes et des filles, dont 3 sur 4 sont victimes de la traite à des fins d’exploitation sexuelle. 

Et pourquoi la violence contre les femmes est-elle un acte de torture ? Parce que s’il y a un droit de l’homme qui est vraiment absolu, c’est sans aucun doute le droit de ne pas être torturé et humilié en toutes circonstances et, à toutes fins utiles, la violence à l’égard des femmes est un acte de torture qui viole la dignité humaine et les droits inviolables des femmes qui la subissent ainsi que de leurs enfants. 

Et pourquoi la violence contre les femmes est-elle un acte de terrorisme ? Parce que la violence à l’égard des femmes implique une série d’actes de domination et d’assujettissement des femmes par des actes de violence qui relèvent du TERROR, on peut dire que la violence à l’égard des femmes est une forme de terrorisme. Un terrorisme instillé par son agresseur à travers une violence physique et psychologique basée sur l’assujettissement par la force et le contrôle absolu de la femme, instillant la peur la plus terrifiante. 

Et pourquoi la violence contre les femmes est-elle un crime contre l’humanité normalisé ? Selon les Nations unies, environ 140 femmes sont assassinées chaque jour dans le monde à cause de la violence masculine. En d’autres termes, avec cette extrapolation des données, environ 1 500 000 femmes ont été assassinées au cours des 30 dernières années parce qu’elles sont des femmes. N’oublions pas que, tout au long de l’histoire de l’humanité, les femmes ont été victimes des pires atrocités, comme arracher leurs enfants à naître de leur utérus, percer leur utérus de leur vagin pour les empêcher d’avoir des enfants, comme cela s’est produit dans certaines régions du Guatemala, battre les femmes à mort simplement parce qu’elles sont tombées amoureuses d’un homme marié, les forcer à avorter, les forcer à avoir des enfants, les forcer à avoir des relations sexuelles avec leur mari, les forcer à avoir des relations sexuelles avec leur mari, les forcer à avorter, les forcer à avoir des relations sexuelles avec leur mari, les forcer à avoir des relations sexuelles avec leur mari, les forcer à avorter ; Comme le fait de les forcer à avorter pour sauvegarder l'»honneur» de la famille en le faisant dans des lieux clandestins où beaucoup perdent la vie ; comme le fait de les traiter comme des marchandises et de les vendre comme esclaves sexuelles ou pour le service domestique en travaillant jusqu’à épuisement ou jusqu’à ce que leur maître décide de les vendre, de les donner ou de les faire disparaître ; ou comme le fait de les abandonner ou de mettre fin à leur vie dès leur naissance parce que la simple naissance d’une fille est considérée comme un problème ou même une malédiction. Pour toutes ces raisons, on peut dire que les femmes ont été les grandes victimes oubliées de ce qui est probablement, et étant donné qu’il n’est pas possible de quantifier le nombre de femmes qui ont été assassinées à travers le monde simplement parce qu’elles étaient nées femmes, le génocide le plus nombreux et le plus long de l’histoire de l’humanité. 

Nous ne pouvons pas rester impassibles ou permettre un quelconque retour en arrière. Nous devons être conscients qu’en ce moment même, des milliers de femmes dans le monde entier subissent ce type de violence, ce type de terrorisme, cette forme de crime haineux et cette forme de génocide caché. Nous devons le faire pour toutes ces femmes qui cherchent désespérément à échapper à la peur, à la douleur et à la menace. En mémoire aussi de toutes ces femmes qui n’ont pas pu s’échapper. Et, bien sûr, nous devons le faire pour toutes les femmes de demain afin qu’elles puissent vivre libres et sans peur dans un monde sans violence ; dans un monde où les listes de femmes assassinées ne sont plus qu’un triste souvenir ; dans un monde où être une femme ne comporte pas le danger d’être harcelée, discriminée, battue, harcelée et violée pour le simple fait d’être née femme ; et, en bref, pour un monde libéré de ce crime de haine cruel, de ce terrorisme sexiste, tortionnaire et génocidaire qu’est la violence contre les femmes, leurs filles et leurs fils. 

Pour ceux qui ont été, pour ceux qui sont et pour ceux qui seront. 

Pour toutes.

Pas une de moins, pas une de plus. 

PORTUGUÊS

🇵🇹POR TODAS🇧🇷

(Dia Internacional pela Eliminação da Violência contra a Mulher)

Mais uma vez, a cada 25 de Novembro, unimos as nossas vozes para continuar a lutar contra o flagelo social da violência contra as mulheres. Todos os dias, milhares de mulheres sofrem esta abominável forma de violência, bem como os seus filhos. Uma situação que, nestes tempos de pandemia, milhões de mulheres em todo o mundo sofrem ainda mais duramente por serem forçadas a viver com o seu agressor ou por serem ainda mais dependentes dele para as suas vidas. 

Mas o que é a violência contra as mulheres? Se a Declaração sobre a Eliminação da Violência contra as Mulheres e a Convenção do Conselho da Europa sobre a prevenção e o combate à violência contra as mulheres e à violência doméstica, mais conhecida como Convenção de Istambul, são algo a passar, deve ser dito claramente, sem medo e independentemente das críticas daqueles que não acreditam na igualdade entre mulheres e homens como princípio orientador de qualquer sociedade democrática: a violência contra as mulheres é uma violação dos direitos humanos, um crime de ódio, um acto de terrorismo, um acto de tortura e mesmo um crime contra a humanidade sócio-culturalmente normalizado.

E porque é que é um crime de ódio? Porque a violência contra as mulheres, em todas as suas formas, é uma clara violação dos direitos humanos, tal como os ataques contra migrantes e refugiados, contra pessoas com deficiência, contra aqueles que professam uma religião diferente, contra os sem abrigo ou contra a comunidade LGBTIQ+. Neste ponto, quero referir-me à violência sofrida pelas mulheres trans porque, sendo MULHERES, são também vítimas de violência contra as mulheres e mais de 95% dos assassinatos da comunidade transgénero têm mulheres trans como vítimas. Não esqueçamos que a lgtbifobia em geral, e a transfobia em particular, é também uma forma de violência masculina baseada na orientação sexual e identidade. 

A violência contra as mulheres assume muitas formas. Para além do abuso físico e emocional diário, sofrem assédio e violência sexual por parte do seu agressor ao serem forçados a ter relações sexuais contra a sua vontade, que por vezes ultrapassam os limites da crueldade extrema. Os números são chocantes: Um terço das mulheres em todo o mundo sofreu violência física ou sexual pelos seus parceiros ou ex-parceiros; quase 50% das mulheres casadas, ou mulheres que vivem com os seus parceiros, tiveram sexo contra a sua vontade em algum momento; mais de 750 milhões de mulheres, quase 10% da população mundial, foram casadas antes dos 18 anos de idade; cerca de 200 milhões de mulheres sofreram mutilação genital feminina; e mais de 70% das vítimas de tráfico são mulheres e raparigas, 3 das quais são traficadas para fins de exploração sexual. 

E porque é que a violência contra as mulheres é um acto de tortura? Porque se existe um direito humano que é verdadeiramente absoluto, é sem dúvida o direito de estar livre de tortura e humilhação em quaisquer circunstâncias e, para todos os efeitos, a violência contra as mulheres é um acto de tortura que viola a dignidade humana inviolável e os direitos das mulheres que a sofrem juntamente com os seus filhos. 

E porque é que a violência contra as mulheres é um acto de terrorismo? Porque a violência contra as mulheres envolve uma série de actos de domínio e subjugação das mulheres através de actos de violência que infundem TERROR, pode dizer-se que a violência contra as mulheres é uma forma de terrorismo. Um terrorismo instigado pelo seu agressor através da violência física e psicológica baseada na subjugação pela força e no controlo absoluto da mulher, instilando o medo mais aterrador. 

E porque é que a violência contra as mulheres é um crime contra a humanidade normalizado? De acordo com fontes das Nações Unidas, cerca de 140 mulheres são assassinadas todos os dias no mundo às mãos da violência masculina. Por outras palavras, com esta extrapolação de dados, cerca de 1.500.000 mulheres foram assassinadas nos últimos 30 anos por serem mulheres. Não esqueçamos que, ao longo da história da humanidade, as mulheres têm sido vítimas das maiores atrocidades, como arrancar os seus filhos por nascer do útero, perfurar o útero das vaginas para as impedir de ter filhos, como aconteceu em algumas regiões da Guatemala, espancar mulheres até à morte só por se apaixonarem por um homem casado, forçá-las a fazer abortos, forçá-las a ter filhos, forçá-las a ter filhos no útero, forçá-las a ter filhos no útero, forçá-las a ter filhos no útero, forçá-las a ter filhos no útero, forçá-las a ter filhos no útero, como aconteceu em algumas regiões da Guatemala, espancar mulheres até à morte só por se apaixonarem por um homem casado, e assim por diante; Como é forçá-los a fazer abortos para salvaguardar a «honra» da família, fazendo-o em lugares clandestinos onde muitos perdem a vida; como é ser tratado como mercadoria e ser vendido como escravo sexual ou para serviço doméstico a trabalhar até à exaustão ou o seu dono decidir vendê-los, entregá-los ou fazê-los desaparecer; ou como é abandoná-los ou acabar com as suas vidas assim que nascem porque o mero nascimento de uma rapariga é considerado um problema ou mesmo uma maldição. Por todas estas razões, pode-se dizer que as mulheres foram as grandes vítimas esquecidas do que é provavelmente, e dado que não é possível quantificar o número de mulheres que foram assassinadas em todo o mundo simplesmente por terem nascido mulheres, o genocídio mais numeroso e mais duradouro da história da humanidade. 

Não podemos permanecer impassíveis ou permitir quaisquer passos para trás. Devemos estar conscientes de que, neste preciso momento, milhares de mulheres em todo o mundo estão a sofrer este tipo de violência, este tipo de terrorismo, esta forma de crime de ódio e esta forma de genocídio oculto. Temos de o fazer por todas aquelas mulheres que procuram desesperadamente escapar ao medo, à dor e à ameaça. Também em memória de todas aquelas mulheres que não puderam escapar. E, claro, devemos fazê-lo por todas as mulheres de amanhã para que possam viver livres e sem medo num mundo sem violência; num mundo onde as listas de mulheres assassinadas são apenas uma triste memória; num mundo onde ser mulher não implica o perigo de ser assediada, discriminada, espancada, assediada e violada pelo simples facto de ter nascido mulher; e, em suma, por um mundo livre deste cruel crime de ódio, deste terrorismo sexista, torturante e genocida que é violência contra as mulheres e as suas filhas e filhos. 

Para aqueles que foram, para aqueles que são e para aqueles que virão a ser. 

Por todas.

Nem uma a menos, nem uma a mais.