(Escrito en 🇪🇸🇲🇽– Written in 🇬🇧🇺🇸– Scritto in 🇮🇹– Rédigé en 🇫🇷🇨🇦– Escrito em 🇵🇹🇧🇷)
🇪🇸ESPAÑOL🇲🇽
En los últimos años, mucho se ha hablado de la situación de profunda discriminación que sufren las personas de la Comunidad Trans en todo el mundo. Hoy, Día Internacional de la Visibilidad Transgénero, hemos de unir nuestras voces para acabar con toda forma de discriminación y posicionarnos del lado de quienes solo persiguen el respeto hacia sus derechos más elementales.
A pesar de los avances sociales en materia de derechos, las Personas Trans siguen siendo las principales víctimas de la violencia, el odio y la discriminación incluso dentro del propio colectivo LGTBI. Es más, desde las propias instituciones también se les ha negado todo reconocimiento, muy especialmente por parte de aquellos sectores que cuestionan o, incluso, les niegan los derechos más básicos cuya titularidad corresponde a todas las personas, a todos los seres humanos, sin distinciones de ningún tipo.
Pero no debemos olvidar que los Estados son los garantes de todos los derechos humanos y fundamentales de todas las personas que se encuentran en su territorio, y obviamente esto también se aplica a los derechos de las personas trans. Por tanto, es tarea obligada de todos los gobiernos la implantación de medidas eficaces que prevengan a las Personas Trans de ser discriminadas por razón de su identidad sexual. No es admisible que en una democracia que se precie como tal, y en donde debe de regir el principio de igualdad, existan limitaciones en cuanto al reconocimiento de su personalidad jurídica, en el derecho a la educación, en el acceso a los servicios sanitarios, a la inserción laboral, a un vivienda digna, a la protección social y, en definitiva, a todos los derechos civiles, sociales, económicos y culturales reconocidos internacionalmente.

Todos estos derechos, sin que quepan distinciones de ningún tipo, deben estar plenamente garantizados para todas las personas, para todos los seres humanos, y bajo ningún concepto pueden ser cuestionados, desvirtuados o negados para las personas trans. Hacerlo supone un vulneración de los derechos humanos y un ataque a la esencia misma de toda democracia al no respetar los derechos más básicos de cualquier persona.
Sin embargo, las violaciones de los derechos humanos de las Personas Trans son claras en todos los ámbitos. No sólo tienen que enfrentarse a continuas situaciones de acoso, agresiones físicas y verbales, exclusión de su círculo social y familiar sino que, además, se ven obligadas a soportar enormes trabas ante cualquier trámite administrativo, para recibir un atención sanitaria adaptada a sus necesidades, para dejar de sufrir discriminación dentro de un sistema educativo que, a pesar los avances, aún cuenta con enormes carencias en materia de respeto hacia la diversidad afectivo-sexual, para acceder a un mercado laboral lleno prejuicios, para conseguir una vivienda digna y, en definitiva, a un sinfin de prejuicios que imposibilitan el ejercicio de sus derechos más básicos.
Desgraciadamente, en otros países la situación en mucho peor. Ademas de sufrir todo lo mencionado, las Personas Trans son víctimas de otras conductas contrarias a los derechos más elementales. Con frecuencia son víctimas de criminalización injustificada, de detenciones arbitrarias y de actos de violencia física o verbal, tortura, agresiones sexuales y, en los casos más graves, de asesinato motivado por el odio con altos niveles de impunidad por miedo a la represalias en casos de denuncia.
Como no puede ser de otra manera, es urgente exigir a todas las las Instituciones Gubernamentales para que adopten todas las medidas que sean necesarias para la protección y el ejercicio de los derechos de las Personas Trans. Es del todo indispensable la supresión de todas las trabas administrativas que impidan el reconocimiento legal de su identidad sexual protegiendo en todo momento el derecho al libre desarrollo de la personalidad y a la autonomía corporal. Además, debe seguir trabajando de forma conjunta entre todos los Estados para erradicar toda clase de tratamiento o intervención medico-quirúrgica de carácter forzado, para prohibir el divorcio forzoso si uno de los cónyuges es transgénero, para prohibir la negación de la custodia y régimen de visitas sobre menores de edad, así como cualquier norma que impida el mantenimiento o la creación de vínculos familiares.

Así pues, de la misma manera en la que han de garantizarse los derechos inherentes de las Personas Trans como seres humanos, los Estados también tiene la obligación de perseguir cualquier conducta criminal que vulnere la dignidad y el ejercicio de sus derechos más básicos y elementales reconocidos en toda democracia que se precie como tal, eliminando cualquier forma de violencia, odio y discriminación hacia las personas que integran la Comunidad Trans y, por extensión, hacia cualquier grupo de población o comunidad cuya dignidad y derechos sean vulnerados.
Como demócratas, hemos de comprometernos con un modelo de sociedad en el que la inclusión sea el verdadero eje transversal para romper todas las barreras discriminatorias y abrazar la diversidad como una vía posible para respetar los derechos y la dignidad humana inviolable de la Comunidad Transgénero.
Porque una mujer trans, es una mujer; porque un hombre trans, es un hombre; porque el derecho al libre desarrollo de la personalidad es incuestionable; porque la dignidad humana de toda persona, sea quien sea, es inviolable; y porque los derechos de las Personas Trans, son DERECHOS HUMANOS.
NO HAY MÁS DEBATE.

🇬🇧ENGLISH🇺🇸
THERE IS NO MORE DEBATE
In recent years, much has been said about the situation of profound discrimination faced by people in the Transgender Community around the world. Today, on International Transgender Day of Visibility, we must unite our voices to end all forms of discrimination and stand on the side of those who only seek respect for their most basic rights.
Despite social advances in terms of rights, transgender people continue to be the main victims of violence, hatred and discrimination even within the LGTBI community itself. What is more, they have also been denied any recognition by the institutions themselves, especially by those sectors that question or even deny them the most basic rights that belong to all people, to all human beings, without distinctions of any kind.
But we cannot forget that States are the guarantors of all human and fundamental rights of all people within their territory and, obviously, this also applies to the rights of transgender people. Therefore, it is the duty of all governments to implement effective measures to prevent Trans People from being discriminated against on the basis of their sexual identity. It is unacceptable that in a democracy that prides itself as such, and where the principle of equality should govern, there should be limitations on the recognition of their legal personality, on the right to education, on access to health services, to employment, to decent housing, to social protection and, in short, to all internationally recognised civil, social, economic and cultural rights.

All these rights, without distinction of any kind, must be fully guaranteed for all people, for all human beings, and under no circumstances can they be questioned, distorted or denied for trans people. To do so is a violation of human rights and an attack on the very essence of any democracy by failing to respect the most basic rights of any person.
However, violations of the human rights of trans people are clear across the board. Not only do they have to face continuous harassment, physical and verbal aggressions, exclusion from their social and family circle, but they are also forced to endure enormous obstacles in any administrative procedure in order to receive health care adapted to their needs, to stop suffering discrimination in an education system which, despite the progress made, still has enormous shortcomings in terms of respect for affective-sexual diversity, to access a labour market full of prejudices, to obtain decent housing and, in short, to a whole host of prejudices that make it impossible for them to exercise their most basic rights.
Unfortunately, in other countries the situation is much worse. In addition to suffering from all of the above, transgender people are victims of other behaviours that are contrary to the most basic rights. They are often victims of unjustified criminalisation, arbitrary arrests and acts of physical or verbal violence, torture, sexual aggression and, in the most serious cases, hate-motivated murder with high levels of impunity for fear of reprisals in cases of denunciation.
It is imperative to demand that all governmental institutions adopt all necessary measures for the protection and exercise of the rights of transgender people. It is absolutely essential to remove all administrative obstacles that impede the legal recognition of their sexual identity, protecting at all times the right to the free development of their personality and bodily autonomy. In addition, all States must continue to work together to eradicate any kind of forced medical or surgical treatment or intervention, to prohibit forced divorce if one of the spouses is transgender, to prohibit the denial of custody and visiting rights for minors, and to prohibit any rule that prevents the maintenance or creation of family ties.

Thus, in the same way that the inherent rights of Trans People as human beings must be guaranteed, States also have the obligation to prosecute any criminal conduct that violates the dignity and exercise of their most basic and elementary rights recognised in any democracy that prides itself as such, eliminating any form of violence, hatred and discrimination towards the people who make up the Trans Community and, by extension, towards any population group or community whose dignity and rights are violated.
As democrats, we must commit ourselves to a model of society in which inclusion is the true transversal axis to break down all discriminatory barriers and embrace diversity as a possible way to respect the rights and inviolable human dignity of the Transgender Community.
Because a trans woman is a woman; because a trans man is a man; because the right to free development of personality is unquestionable; because the human dignity of every person, whoever they are, is inviolable; and because the rights of trans people are HUMAN RIGHTS.
THERE IS NO MORE DEBATE

🇮🇹ITALIANO🇮🇹
NON C’È PIÙ DIBATTITO
Negli ultimi anni si è parlato molto della situazione di profonda discriminazione che affrontano le persone della Comunità Transgender in tutto il mondo. Oggi, nella Giornata Internazionale della Visibilità Transgender, dobbiamo unire le nostre voci per porre fine a tutte le forme di discriminazione e stare dalla parte di coloro che cercano solo il rispetto dei loro diritti più elementari.
Nonostante i progressi sociali in termini di diritti, le persone trans continuano ad essere le principali vittime di violenza, odio e discriminazione anche all’interno dello stesso collettivo LGTBI. Inoltre, dalle stesse istituzioni è stato negato loro qualsiasi riconoscimento, soprattutto da quei settori che mettono in dubbio o addirittura negano i diritti più elementari la cui proprietà corrisponde a tutte le persone, a tutti gli esseri umani, senza distinzioni di sorta.
Ma non possiamo dimenticare che gli Stati sono i garanti di tutti i diritti umani e fondamentali di tutte le persone all’interno del loro territorio e, ovviamente, questo vale anche per i diritti delle persone trans. Pertanto, è dovere di tutti i governi attuare misure efficaci per evitare che le persone Trans siano discriminate sulla base del loro identità sessuale. È inaccettabile che in una democrazia che si vanta di essere tale, e dove il principio di uguaglianza dovrebbe governare, ci siano limitazioni al riconoscimento della loro personalità giuridica, al diritto all’istruzione, all’accesso ai servizi sanitari, al lavoro, ad un alloggio decente, alla protezione sociale e, in breve, a tutti i diritti civili, sociali, economici e culturali internazionalmente riconosciuti.

Tutti questi diritti, senza distinzioni di sorta, devono essere pienamente garantiti per tutte le persone, per tutti gli esseri umani, e in nessun caso possono essere messi in discussione, distorti o negati alle persone trans. Farlo è una violazione dei diritti umani e un attacco all’essenza stessa di ogni democrazia, non rispettando i diritti più elementari di ogni persona.
Tuttavia, le violazioni dei diritti umani delle persone trans sono evidenti su tutta la linea. Non solo devono affrontare continue molestie, aggressioni fisiche e verbali, esclusione dalla loro cerchia sociale e familiare, ma sono anche costrette a sopportare enormi ostacoli in qualsiasi procedura amministrativa per ricevere un’assistenza sanitaria adatta alle loro esigenze, per non subire più discriminazioni in un sistema educativo che, nonostante i progressi fatti, presenta ancora enormi carenze in termini di rispetto della diversità affettivo-sessuale, per accedere a un mercato del lavoro pieno di pregiudizi, per ottenere un alloggio decente e, in breve, a tutta una serie di pregiudizi che rendono loro impossibile l’esercizio dei loro diritti più elementari.
Purtroppo, in altri paesi la situazione è molto peggiore. Oltre a soffrire di tutto ciò, le persone transgender sono vittime di altri comportamenti contrari ai diritti più elementari. Sono spesso vittime di criminalizzazioni ingiustificate, arresti arbitrari e atti di violenza fisica o verbale, torture, aggressioni sessuali e, nei casi più gravi, omicidi motivati dall’odio con alti livelli di impunità per paura di rappresaglie in caso di denuncia.
È imperativo esigere che tutte le istituzioni governative adottino tutte le misure necessarie per la protezione e l’esercizio dei diritti delle persone transgender. È assolutamente necessario rimuovere tutti gli ostacoli amministrativi che impediscono il riconoscimento legale della loro identità sessuale, proteggendo in ogni momento il diritto al libero sviluppo della loro personalità e autonomia corporea. Inoltre, tutti gli Stati devono continuare a lavorare insieme per sradicare qualsiasi tipo di trattamento o intervento medico o chirurgico forzato, per proibire il divorzio forzato se uno dei coniugi è transgender, per proibire la negazione del diritto di custodia e di visita per i minori, e per proibire qualsiasi regola che impedisca il mantenimento o la creazione di legami familiari.

Così, allo stesso modo in cui devono essere garantiti i diritti intrinseci delle persone trans come esseri umani, gli Stati hanno anche l’obbligo di perseguire qualsiasi condotta criminale che violi la dignità e l’esercizio dei loro diritti più basilari ed elementari riconosciuti in ogni democrazia che si vanti come tale, eliminando qualsiasi forma di violenza, odio e discriminazione verso le persone che compongono la Comunità Trans e, per estensione, verso qualsiasi gruppo di popolazione o comunità la cui dignità e diritti siano violati.
Come democratici, dobbiamo impegnarci per un modello di società in cui l’inclusione sia il vero asse trasversale per abbattere tutte le barriere discriminatorie e abbracciare la diversità come una via possibile per rispettare i diritti e la dignità umana inviolabile della Comunità Transgender.
Perché una donna trans è una donna; perché un uomo trans è un uomo; perché il diritto al libero sviluppo della personalità è indiscutibile; perché la dignità umana di ogni persona, chiunque essa sia, è inviolabile; e perché i diritti delle persone trans sono DIRITTI UMANI.
NON C’È PIÙ DIBATTITO

🇫🇷FRANÇAIS🇨🇦
IL N’Y A PLUS DE DÉBAT
Ces dernières années, on a beaucoup parlé de la situation de profonde discrimination à laquelle sont confrontées les personnes de la communauté transgenre dans le monde entier. Aujourd’hui, à l’occasion de la Journée internationale de visibilité transgenre, nous devons unir nos voix pour mettre fin à toutes les formes de discrimination et nous ranger du côté de ceux qui ne demandent que le respect de leurs droits les plus fondamentaux.
Malgré les avancées sociales en termes de droits, les personnes trans continuent d’être les principales victimes de la violence, de la haine et de la discrimination, même au sein du collectif LGTBI lui-même. En outre, les institutions elles-mêmes leur ont également refusé toute reconnaissance, notamment par les secteurs qui remettent en question ou même leur refusent les droits les plus fondamentaux dont la propriété correspond à toutes les personnes, à tous les êtres humains, sans distinction d’aucune sorte.
Mais nous ne pouvons pas oublier que les États sont les garants de tous les droits de l’homme et des droits fondamentaux de toutes les personnes se trouvant sur leur territoire et, évidemment, cela s’applique également aux droits des personnes trans. Par conséquent, il est du devoir de tous les gouvernements de mettre en œuvre des mesures efficaces pour empêcher que les personnes transgenres soient discriminées en raison de leur identité sexuelles. Il est inacceptable que dans une démocratie qui se targue d’être telle, et où le principe d’égalité doit régir, il y ait des limitations à la reconnaissance de leur personnalité juridique, au droit à l’éducation, à l’accès aux services de santé, à l’emploi, à un logement décent, à la protection sociale et, en somme, à tous les droits civils, sociaux, économiques et culturels internationalement reconnus.

Tous ces droits, sans distinction d’aucune sorte, doivent être pleinement garantis pour tous, pour tous les êtres humains, et en aucun cas ils ne peuvent être remis en cause, dénaturés ou niés pour les personnes trans. Agir ainsi constitue une violation des droits de l’homme et une atteinte à l’essence même de toute démocratie en ne respectant pas les droits les plus fondamentaux de toute personne.
Cependant, les violations des droits de l’homme des personnes transgenres sont manifestes dans tous les domaines. Non seulement elles doivent faire face à un harcèlement continu, à des agressions physiques et verbales, à l’exclusion de leur cercle social et familial, mais elles sont également contraintes d’endurer d’énormes obstacles dans toute procédure administrative afin de recevoir des soins de santé adaptés à leurs besoins, de ne plus subir de discrimination dans un système éducatif qui, malgré les progrès réalisés, présente encore d’énormes lacunes en termes de respect de la diversité affective-sexuelle, d’accéder à un marché du travail rempli de préjugés, d’obtenir un logement décent, bref, à toute une série de préjugés qui les empêchent d’exercer leurs droits les plus fondamentaux.
Malheureusement, dans d’autres pays, la situation est bien pire. En plus de souffrir de tout ce qui précède, les personnes transgenres sont victimes d’autres comportements contraires aux droits les plus fondamentaux. Elles sont souvent victimes de criminalisation injustifiée, d’arrestations arbitraires et d’actes de violence physique ou verbale, de torture, d’agressions sexuelles et, dans les cas les plus graves, de meurtres motivés par la haine, avec un haut niveau d’impunité par crainte de représailles en cas de dénonciation.
Il est impératif d’exiger que toutes les institutions gouvernementales adoptent toutes les mesures nécessaires pour la protection et l’exercice des droits des personnes transgenres. Il est absolument indispensable de lever tous les obstacles administratifs qui empêchent la reconnaissance légale de leur identité sexuelle, en protégeant à tout moment le droit au libre développement de leur personnalité et à l’autonomie corporelle. En outre, tous les États doivent continuer à travailler ensemble pour éradiquer tout type de traitement ou d’intervention médicale ou chirurgicale forcée, pour interdire le divorce forcé si l’un des conjoints est transgenre, pour interdire le refus de la garde et du droit de visite des mineurs, et pour interdire toute règle qui empêche le maintien ou la création de liens familiaux.

Ainsi, de la même manière que les droits inhérents des personnes trans en tant qu’êtres humains doivent être garantis, les États ont également l’obligation de poursuivre tout comportement criminel qui porte atteinte à la dignité et à l’exercice de leurs droits les plus fondamentaux et élémentaires reconnus dans toute démocratie qui se targue d’être telle, en éliminant toute forme de violence, de haine et de discrimination envers les personnes qui composent la communauté trans et, par extension, envers tout groupe de population ou communauté dont la dignité et les droits sont bafoués.
En tant que démocrates, nous devons nous engager en faveur d’un modèle de société dans lequel l’inclusion est le véritable axe transversal afin de briser toutes les barrières discriminatoires et d’embrasser la diversité comme une voie possible pour respecter les droits et la dignité humaine inviolable de la Communauté Trans.
Parce qu’une femme trans est une femme ; parce qu’un homme trans est un homme ; parce que le droit au libre développement de la personnalité est indiscutable ; parce que la dignité humaine de toute personne, quelle qu’elle soit, est inviolable ; et parce que les droits des personnes trans sont des DROITS HUMAINS.
IL N’Y A PLUS DE DÉBAT

🇵🇹PORTUGUÊS🇧🇷
NÃO HÁ MAIS DEBATE
Nos últimos anos, muito tem sido dito sobre a situação de discriminação profunda enfrentada pelas pessoas na Comunidade Transgénero em todo o mundo. Hoje, no Dia Internacional da Visibilidade Transgénero, devemos unir as nossas vozes para acabar com todas as formas de discriminação e estar do lado daqueles que apenas procuram o respeito pelos seus direitos mais básicos.
Apesar dos avanços sociais em termos de direitos, as pessoas trans continuam a ser as principais vítimas de violência, ódio e discriminação, mesmo dentro do próprio colectivo LGTBI. Além disso, das próprias instituições também lhes foi negado qualquer reconhecimento, especialmente por aqueles sectores que lhes questionam ou mesmo negam os direitos mais básicos cuja propriedade corresponde a todas as pessoas, a todos os seres humanos, sem distinções de qualquer tipo.
Mas não podemos esquecer que os Estados são os garantes de todos os direitos humanos e fundamentais de todas as pessoas dentro do seu território e, obviamente, isto também se aplica aos direitos das pessoas trans. Por conseguinte, é dever de todos os governos implementar medidas eficazes para impedir que as pessoas trans sejam discriminadas com base na sua identidade sexual. É inaceitável que numa democracia que se orgulha como tal, e onde o princípio da igualdade deve reger, haja limitações ao reconhecimento da sua personalidade jurídica, ao direito à educação, ao acesso aos serviços de saúde, ao emprego, à habitação digna, à protecção social e, em suma, a todos os direitos civis, sociais, económicos e culturais internacionalmente reconhecidos.

Todos estes direitos, sem distinção alguma, devem ser plenamente garantidos para todas as pessoas, para todos os seres humanos, e em caso algum podem ser questionados, distorcidos ou negados às pessoas trans. Fazê-lo é uma violação dos direitos humanos e um ataque à própria essência de qualquer democracia ao não respeitar os direitos mais básicos de qualquer pessoa.
No entanto, as violações dos direitos humanos das pessoas trans são claras em todos os domínios. Não só têm de enfrentar assédio contínuo, agressões físicas e verbais, exclusão do seu círculo social e familiar, como também são obrigadas a suportar enormes obstáculos em qualquer procedimento administrativo para receberem cuidados de saúde adaptados às suas necessidades, para deixarem de sofrer discriminação num sistema educativo que, apesar dos progressos alcançados, ainda apresenta enormes deficiências em termos de respeito pela diversidade afectivo-sexual, de acesso a um mercado de trabalho cheio de preconceitos, de obtenção de uma habitação digna e, em suma, a toda uma série de preconceitos que as impossibilitam de exercer os seus direitos mais básicos.
Infelizmente, em outros países, a situação é muito pior. Para além de sofrerem de tudo o que foi dito, os transexuais são vítimas de outros comportamentos que são contrários aos direitos mais elementares. São frequentemente vítimas de criminalização injustificada, detenções arbitrárias e actos de violência física ou verbal, tortura, agressão sexual e, nos casos mais graves, homicídio motivado pelo ódio com elevados níveis de impunidade por medo de represálias em casos de denúncia.
É imperativo exigir que todas as instituições governamentais adoptem todas as medidas necessárias para a protecção e exercício dos direitos das pessoas transgénero. É absolutamente essencial remover todos os obstáculos administrativos que impedem o reconhecimento legal da sua identidade sexual, protegendo a todo o momento o direito ao livre desenvolvimento da sua personalidade e autonomia corporal. Além disso, todos os Estados devem continuar a trabalhar em conjunto para erradicar qualquer tipo de tratamento ou intervenção médica ou cirúrgica forçada, proibir o divórcio forçado se um dos cônjuges for transgénero, proibir a negação da custódia e dos direitos de visita de menores, e proibir qualquer regra que impeça a manutenção ou criação de laços familiares.

Assim, da mesma forma que devem ser garantidos os direitos inerentes às pessoas trans como seres humanos, os Estados também têm a obrigação de processar qualquer conduta criminosa que viole a dignidade e o exercício dos seus direitos mais básicos e elementares reconhecidos em qualquer democracia que se orgulha de ser tal, eliminando qualquer forma de violência, ódio e discriminação contra as pessoas que constituem a Comunidade Trans e, por extensão, contra qualquer grupo populacional ou comunidade cuja dignidade e direitos sejam violados.
Como democratas, devemos comprometer-nos com um modelo de sociedade em que a inclusão seja o verdadeiro eixo transversal para quebrar todas as barreiras discriminatórias e abraçar a diversidade como forma possível de respeitar os direitos e a dignidade humana inviolável da Comunidade Transgénero.
Porque uma mulher trans é uma mulher; porque um homem trans é um homem; porque o direito ao livre desenvolvimento da personalidade é inquestionável; porque a dignidade humana de cada pessoa, seja ela quem for, é inviolável; e porque os direitos das pessoas trans são DIREITOS HUMANOS.
NÃO HÁ MAIS DEBATE
