(Escrito en 🇪🇸🇲🇽 – Written in 🇬🇧🇺🇸 – Scritto in 🇮🇹 – Rédigé en 🇫🇷🇨🇩- Escrito em 🇵🇹🇧🇷)
🇪🇸ESPAÑOL🇲🇽
Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer
Cada 25 de noviembre, sacudimos las calles con furia para rebelarnos contra la abominable lacra que es la violencia hacia las mujeres. Todos los días, miles de mujeres en todo el planeta son víctimas de la violencia que, en demasiadas ocasiones, sucede en presencia de sus hijas e hijos. Y sucede mientras un entorno social y familiar guarda un vergonzoso y cómplice silencio. Por esta razón, ha llegado el momento de gritar, ¡BASTA YA!
Pero, ¿qué es la violencia hacia las mujeres? La respuesta es simple: La violencia sobre las mujeres es una violación derechos humanos, un delito de odio despiadado, un acto de terrorismo inaceptable, una tortura inhumana, y, sobre todo, un crimen contra la humanidad que la historia ha normalizado y que, desde la más absoluta de las convicciones y desde la más enérgica de las condenas, desafiamos cara a cara para erradicarla de nuestra sociedad.
Pero, ¿por qué es una violación de derechos humanos? Porque es un atropello a toda la humanidad que desgarra los derechos fundamentales de mujeres y niñas por el mero hecho de serlo. Todo sucede a través de actos en contra de su integridad física, sexual, emocional, psicológica o económica y, también, mediante el uso de amenazas, coacciones y la exclusión forzosa de la vida pública, privada o social de manos de quien ejerce con sus manos esta violencia criminal.
Hay quien pregunta, ¿por qué hay que considerar la violencia sobre las mujeres como un delito de odio? Muy fácil: Porque la violencia hacia las mujeres, en todas sus formas, es una vulneración total de derechos humanos comparable a las agresiones y ataques que sufren las personas migrantes, refugiadas, las personas con discapacidad o con alguna clase de enfermedad, las personas sin hogar o miembros del colectivo LGTBIQ+. Como sociedad, debemos dejar muy claro que no vamos a seguir permitiendo que esta barbarie continue.
Es aquí en donde es necesario dedicar unas líneas para denunciar con vehemencia la violencia que sufren las mujeres trans. Siendo mujeres, son doblemente víctimas de la violencia. Así, más del 95% de los asesinatos en la Comunidad Trans corresponden a mujeres trans. La LGTBIfobia y la transfobia son también formas de violencia machista que atacan sistemáticamente los derechos de la Comunidad LGTBIQ+ por su orientación e identidad sexual. Por esta razón, no podemos permitir ni cómplices de la violencia, el odio y la discriminación. No podemos permitir que se dé marcha atrás en el reconocimiento y en el ejercicio de derechos. En una sociedad democrática la protección de los derechos humanos siempre tiene que evolucionar hacia adelante, no involucionar hacia atrás ni verse recortada.
Como sabemos, la violencia hacia las mujeres se manifiesta de diversas formas. Más allá del maltrato físico y emocional diario, las mujeres víctimas de violencia también enfrentan acoso y violencia sexual, forzadas a relaciones sin su consentimiento y con crueldad extrema. Los datos son estremecedores: un tercio de las mujeres en el mundo ha sufrido alguna forma de violencia física o sexual por parte de parejas o exparejas; casi la mitad de las mujeres casadas o que conviven con sus parejas han tenido relaciones sexuales no deseadas; cerca de 800 millones de mujeres, alrededor del 10% de la población mundial, se han casado antes de los 18 años, millones de ellas en contra su voluntad y, en ocasiones, con hombres que les cuadruplican la edad; se estima que 200 millones de mujeres han sido mutiladas genitalmente; y más del 70% de las víctimas de la trata de seres humanos son mujeres y niñas, tres de cada cuatro con fines de explotación sexual.
¿Y por qué debemos considerar la violencia sobre las mujeres un acto de tortura? PORQUE SI EXISTE UN DERECHO HUMANO QUE SEA VERDADERAMENTE ABSOLUTO, ESE DERECHO ES EL QUE NINGUNA PERSONA PUEDE SER SOMETIDA, JAMÁS, A NINGUNA FORMA DE HUMILLACIÓN NI DE TORTURA BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA. ASÍ pues, la violencia hacia las mujeres constituye un acto de tortura que atenta directamente contra la dignidad humana inviolable y los derechos humanos de las mujeres, así como de sus hijas e hijos que, sin duda, también víctimas.
¿Y por qué hay que considerar la violencia sobre las mujeres como un acto de terrorismo? Porque la violencia hacia las mujeres conlleva un afán de dominación y sometimiento a través de acciones violentas que infunden TERROR. Por esta razón, la violencia sobre las mujeres es, sin duda, una forma de terrorismo a través del cual los maltratadores, mediante el uso de la violencia física y psicológica, infunden un miedo aterrador con el único fin de someter a las mujeres a su control.
Sí, sin lugar a dudas, la violencia hacia las mujeres es también un crimen contra la humanidad y un genocidio normalizado. ¿Y por qué? Porque, a diario, según las Naciones Unidas, alrededor de 140 mujeres son asesinadas por violencia machista. Esto nos lleva a un cálculo desgarrador: alrededor de 1,500,000 mujeres han sido asesinadas en los últimos 30 años simplemente por ser mujeres. Por tanto, nos encontramos ante una forma de genocidio que no puede seguir siendo ignorado. Y es que, a lo largo de la historia, las mujeres han sufrido las peores atrocidades: desde la violencia física o sexual, pasando por la extracción salvaje de sus bebés de sus vientres y hasta el asesinato nada más nacer por el mero hecho de haber nacido niñas.
Por todas estas razones, hay que afirmar que las mujeres han sido históricamente ignoradas frente a un machismo que ha persistido en su falso privilegio. Negar la realidad es ponerse de lado de quienes han permitido y perpetuado esta lacra a lo largo de la historia de la humanidad.
Es imposible calcular cuántas mujeres han sido asesinadas en todo el mundo y a lo largo de la historia por el simple hecho de ser mujeres. Por eso, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que nos encontramos ante el genocidio más numeroso y prolongado de la historia de la humanidad. Y no podemos permitir que continúe pasando ante nuestros ojos.
No daremos ni un paso atrás ni permaneceremos impasibles. En este momento, cuando millones de mujeres en todo el mundo sufren la violación de sus derechos más básicos a través de actos de terrorismo, crímenes de odio, violencia sexual, trata con fines de explotación sexual y, en definitiva, un verdadero genocidio encubierto, debemos alzar la voz y seguir luchando por aquellas mujeres que anhelan escapar del miedo, de la violencia, del dolor y de la muerte. Debemos hacerlo en memoria de todas aquellas mujeres que no pudieron escapar y que perdieron la vida a manos de la barbarie y la abominación que es la violencia machista.
Tenemos que mirar hacia el futuro y trabajar para que las mujeres y niñas de hoy, y las mujeres y niñas del mañana, vivan sin miedo en un mundo libre de violencia y en libertad. Un mundo donde las listas de mujeres asesinadas sean únicamente un recuerdo amargo del pasado. Un mundo donde ser mujer no signifique vivir bajo la amenaza constante de violación, humillación, agresión física, discriminación o acoso simplemente por ser mujer. Y, por supuesto, un mundo libre de este genocidio encubierto, de esta forma tortura, de este terrorismo diario y de este crimen de odio que es la violencia hacia las mujeres, sus hijas e hijos.
Hoy alzamos de nuevo la voz por todas las mujeres, por las que ya no están, por las que sobrevivieron y siguen aquí y por las que vendrán.
¡Ni una menos, ni una más!
¡Basta ya!
¡Se acabó!
🇬🇧ENGLISH 🇺🇸
IT’S OVER!
International Day for the Elimination of Violence against Women
Every 25th of November, we shake the streets with fury to rebel against the abominable scourge that is violence against women. Every day, thousands of women worldwide fall victim to violence, often occurring in the presence of their daughters and sons. This happens while a social and familial environment maintains a shameful and complicit silence. For this reason, the time has come to shout, ENOUGH IS ENOUGH!
But what is violence against women? The answer is simple: Violence against women is a violation of human rights, a ruthless hate crime, an act of unacceptable terrorism, inhumane torture, and, above all, a crime against humanity that history has normalized. From the deepest convictions and the strongest condemnations, we challenge it face to face to eradicate it from our society.
But why is it a violation of human rights? Because it tramples upon the fundamental rights of women and girls simply because of their gender. It happens through acts against their physical, sexual, emotional, psychological, or economic integrity, as well as through threats, coercion, and the forced exclusion from public, private, or social life by those who perpetrate this criminal violence.
Some may ask, why should we consider violence against women a hate crime? Very easy: because violence against women, in all its forms, is a complete violation of human rights comparable to the assaults and attacks suffered by migrants, refugees, people with disabilities or illnesses, homeless individuals, or members of the LGBTQ+ community. As a society, we must make it clear that we will not allow this barbarism to continue.
It is necessary to vehemently denounce the violence suffered by trans women. Being women, they are doubly victims of violence. Thus, over 95% of murders in the Trans community involve trans women. LGBTQphobia and transphobia are also forms of sexist violence systematically attacking the rights of the LGBTQ+ community based on their sexual orientation and identity. For this reason, we cannot allow complicity with violence, hatred, and discrimination. We cannot allow a regression in the recognition and exercise of rights. In a democratic society, the protection of human rights must always progress forward, not regress or be curtailed.
As we know, violence against women manifests in various forms. Beyond daily physical and emotional abuse, women victims of violence also face harassment and sexual violence, forced into relationships without their consent and with extreme cruelty. The data is chilling: one-third of women worldwide have experienced some form of physical or sexual violence from partners or ex-partners; nearly half of married or cohabiting women have had unwanted sexual experiences; around 800 million women, approximately 10% of the world’s population, have married before the age of 18, millions of them against their will and sometimes with men four times their age; it is estimated that 200 million women have undergone genital mutilation; and over 70% of human trafficking victims are women and girls, three out of four for sexual exploitation.
And why should we consider violence against women an act of torture? BECAUSE IF THERE IS A TRULY ABSOLUTE HUMAN RIGHT, IT IS THAT NO PERSON CAN EVER BE SUBJECTED, UNDER ANY CIRCUMSTANCES, TO ANY FORM OF HUMILIATION OR TORTURE, NEVER. Thus, violence against women constitutes an act of torture directly attacking the inviolable human dignity and human rights of women, as well as their daughters and sons, who undoubtedly also become victims.
And why should we consider violence against women an act of terrorism? Because violence against women involves a desire for domination and submission through violent actions that instill TERROR. For this reason, violence against women is undoubtedly a form of terrorism through which perpetrators, using physical and psychological violence, instill terrifying fear with the sole purpose of subjecting women to their control.
Yes, without a doubt, violence against women is also a crime against humanity and a normalized genocide. And why? Because, according to the United Nations, around 140 women are killed daily due to gender-based violence. This leads to a heartbreaking calculation: around 1,500,000 women have been killed in the last 30 years simply because they are women. Therefore, we are facing a form of genocide that cannot continue to be ignored. Throughout history, women have endured the worst atrocities: from physical or sexual violence to the savage extraction of their babies from their wombs and even murder immediately after birth, simply because they were born girls.
For all these reasons, it must be asserted that women have historically been ignored in the face of a patriarchy that has persisted in its false privilege. Denying reality is siding with those who have allowed and perpetuated this scourge throughout human history.
It is impossible to calculate how many women have been killed worldwide throughout history simply because they were women. Therefore, we can affirm, without fear of error, that we are facing the largest and longest-lasting genocide in human history. And we cannot allow it to continue happening before our eyes.
We will not take a step back, nor will we remain indifferent. At this moment, when millions of women worldwide suffer the violation of their most basic rights through acts of terrorism, hate crimes, sexual violence, trafficking for sexual exploitation, and, ultimately, a true hidden genocide, we must raise our voices and continue fighting for those women who long to escape fear, violence, pain, and death. We must do it in memory of all those women who could not escape and lost their lives at the hands of the barbarism and abomination that is gender-based violence.
We have to look towards the future and work so that the women and girls of today, and the women and girls of tomorrow, can live without fear in a world free from violence and in freedom. A world where the lists of murdered women are only a bitter memory of the past. A world where being a woman does not mean living under the constant threat of rape, humiliation, physical assault, discrimination, or harassment simply because of being a woman. And, of course, a world free from this hidden genocide, from this form of torture, from this daily terrorism, and from this hate crime that is violence against women, their daughters, and sons.
Today we raise our voices again for all women, for those who are no longer here, for those who survived and are still here, and for those who will come.
Not one less, not one more!
Enough is enough!
It’s over!
🇮🇹ITALIANO🇮🇹
È FINITA!
Giornata Internazionale per l’eliminazione della Violenza contro le Donne
Ogni 25 novembre scuotiamo le strade con furia per ribellarci contro l’abominevole piaga della violenza sulle donne. Ogni giorno, migliaia di donne in tutto il mondo sono vittime della violenza che, troppo spesso, avviene in presenza delle loro figlie e figli. E accade mentre un contesto sociale e familiare mantiene un vergognoso e complice silenzio. Per questa ragione, è giunto il momento di gridare, ADESSO BASTA!
Ma cosa è la violenza sulle donne? La risposta è semplice: La violenza sulle donne è una violazione dei diritti umani, un crimine di odio spietato, un atto di terrorismo inaccettabile, una tortura disumana e, soprattutto, un crimine contro l’umanità che la storia ha normalizzato. Dalle convinzioni più profonde e dalle condanne più forti, la sfidiamo faccia a faccia per eradicarla dalla nostra società.
Ma perché è una violazione dei diritti umani? Perché è un oltraggio a tutta l’umanità che strappa i diritti fondamentali delle donne e delle ragazze per il semplice fatto di esserlo. Tutto avviene attraverso atti contro la loro integrità fisica, sessuale, emotiva, psicologica o economica e, inoltre, mediante minacce, coercizioni e l’esclusione forzata dalla vita pubblica, privata o sociale per mano di chi esercita questa violenza criminale.
Qualcuno potrebbe chiedere, perché dobbiamo considerare la violenza sulle donne un crimine di odio? Molto facile: perché la violenza sulle donne, in tutte le sue forme, è una violazione totale dei diritti umani paragonabile alle aggressioni e agli attacchi subiti dalle persone migranti, rifugiate, dalle persone con disabilità o con qualche forma di malattia, dalle persone senza casa o dai membri della comunità LGBTQ+. Come società, dobbiamo chiarire che non permetteremo che questa barbarie continui.
È necessario denunciare con veemenza la violenza subita dalle donne trans. Essendo donne, sono doppiamente vittime di violenza. Così, oltre il 95% degli omicidi nella comunità Trans riguarda donne trans. L’LGBTQfobia e la transfobia sono anche forme di violenza maschile che attaccano sistematicamente i diritti della comunità LGBTQ+ sulla base della loro orientamento e identità sessuale. Per questa ragione, non possiamo permettere complicità con la violenza, l’odio e la discriminazione. Non possiamo permettere un regresso nel riconoscimento e nell’esercizio dei diritti. In una società democratica, la protezione dei diritti umani deve sempre evolvere verso il futuro, non regredire o essere ridotta.
Come sappiamo, la violenza sulle donne si manifesta in diverse forme. Oltre al maltrattamento fisico ed emotivo quotidiano, le donne vittime di violenza affrontano anche molestie e violenze sessuali, costrette a relazioni senza il loro consenso e con estrema crudeltà. I dati sono sconvolgenti: un terzo delle donne nel mondo ha subito qualche forma di violenza fisica o sessuale da parte di partner o ex partner; quasi la metà delle donne sposate o che convivono con i loro partner ha avuto esperienze sessuali indesiderate; circa 800 milioni di donne, circa il 10% della popolazione mondiale, si sono sposate prima dei 18 anni, molte contro la loro volontà e talvolta con uomini che quadruplicano la loro età; si stima che 200 milioni di donne siano state sottoposte a mutilazione genitale; e oltre il 70% delle vittime della tratta di esseri umani sono donne e ragazze, tre su quattro a scopo di sfruttamento sessuale.
E perché dobbiamo considerare la violenza sulle donne un atto di tortura? PERCHÉ SE ESISTE UN DIRITTO UMANO VERAMENTE ASSOLUTO, È IL DIRITTO CHE NESSUNA PERSONA PUÒ ESSERE SOTTOPOSTA, MAI, A NESSUNA FORMA DI UMILIAZIONE O TORTURA IN NESSUNA CIRCOSTANZA. Quindi, la violenza sulle donne costituisce un atto di tortura che attacca direttamente la dignità umana inviolabile e i diritti umani delle donne, così come delle loro figlie e figli, che senza dubbio diventano anch’essi vittime.
E perché dobbiamo considerare la violenza sulle donne un atto di terrorismo? Perché la violenza sulle donne comporta un desiderio di dominazione e sottomissione attraverso azioni violente che infondono TERRORE. Per questo motivo, la violenza sulle donne è senza dubbio una forma di terrorismo attraverso il quale i maltrattatori, mediante l’uso di violenza fisica e psicologica, infondono una paura terrificante con l’unico scopo di sottomettere le donne al loro controllo.
Sì, senza dubbio, la violenza sulle donne è anche un crimine contro l’umanità e un genocidio normalizzato. E perché? Perché, secondo le Nazioni Unite, circa 140 donne sono uccise ogni giorno a causa di violenza di genere. Ciò porta a un calcolo straziante: circa 1.500.000 donne sono state uccise negli ultimi 30 anni semplicemente perché donne. Pertanto, ci troviamo di fronte a una forma di genocidio che non può più essere ignorato. E è che, nel corso della storia, le donne hanno subito le peggiori atrocità: dalla violenza fisica o sessuale, passando all’estrazione selvaggia dei loro bambini dai loro grembi e fino all’omicidio appena nati solo perché erano nate femmine.
Per tutte queste ragioni, bisogna affermare che le donne sono state storicamente ignorate di fronte a un maschilismo che ha persistito nel suo falso privilegio. Negare la realtà è schierarsi con coloro che hanno permesso e perpetuato questa piaga lungo la storia dell’umanità.
È impossibile calcolare quante donne siano state uccise in tutto il mondo e nel corso della storia per il semplice fatto di essere donne. Perciò, possiamo affermare, senza timore di sbagliare, che ci troviamo di fronte al genocidio più numeroso e prolungato della storia dell’umanità. E non possiamo permettere che continui a accadere davanti ai nostri occhi.
Non faremo un passo indietro, né resteremo indifferenti. In questo momento, quando milioni di donne in tutto il mondo subiscono la violazione dei loro diritti più basilari attraverso atti di terrorismo, crimini d’odio, violenza sessuale, tratta a scopo di sfruttamento sessuale e, in definitiva, un vero genocidio occulto, dobbiamo alzare la voce e continuare a combattere per quelle donne che desiderano sfuggire alla paura, alla violenza, al dolore e alla morte. Dobbiamo farlo in memoria di tutte quelle donne che non hanno potuto sfuggire e che hanno perso la vita per mano della barbarie e dell’abominio che è la violenza di genere.
Dobbiamo guardare al futuro e lavorare affinché le donne e le ragazze di oggi, e le donne e le ragazze di domani, possano vivere senza paura in un mondo libero dalla violenza e in libertà. Un mondo in cui le liste di donne assassinate siano solo un ricordo amaro del passato. Un mondo in cui essere donna non significhi vivere sotto la minaccia costante di stupro, umiliazione, aggressione fisica, discriminazione o molestie solo perché si è donne. E, naturalmente, un mondo libero da questo genocidio occulto, da questa forma di tortura, da questo terrorismo quotidiano e da questo crimine d’odio che è la violenza sulle donne, le loro figlie e figli.
Oggi alziamo di nuovo la voce per tutte le donne, per quelle che non ci sono più, per quelle che hanno sopravvissuto e sono ancora qui e per quelle che verranno.
Nessuna in meno, nessuna in più!
Adesso basta!
È finita!
🇫🇷FRANÇAIS🇨🇩
C’EST FINI !
Journée internationale pour l’élimination de la violence à l’égard des femmes
Chaque 25 novembre, nous secouons les rues avec fureur pour nous révolter contre l’abominable fléau qu’est la violence faite aux femmes. Chaque jour, des milliers de femmes à travers le monde sont victimes de la violence qui, bien trop souvent, se produit en présence de leurs filles et fils. Et cela se produit tandis qu’un environnement social et familial maintient un silence honteux et complice. Pour cette raison, le moment est venu de crier, ÇA SUFFIT !
Mais qu’est-ce que la violence faite aux femmes ? La réponse est simple : la violence faite aux femmes est une violation des droits humains, un crime de haine impitoyable, un acte de terrorisme inacceptable, une torture inhumaine et, surtout, un crime contre l’humanité que l’histoire a normalisé. Des convictions les plus profondes et des condamnations les plus fermes, nous la défions face à face pour l’éradiquer de notre société.
Mais pourquoi est-ce une violation des droits humains ? Parce que c’est une atteinte à toute l’humanité qui déchire les droits fondamentaux des femmes et des filles simplement en raison de leur genre. Tout se passe à travers des actes contre leur intégrité physique, sexuelle, émotionnelle, psychologique ou économique, et également par le biais de menaces, de coercitions et de l’exclusion forcée de la vie publique, privée ou sociale par ceux qui exercent cette violence criminelle.
Certains pourraient demander, pourquoi devrions-nous considérer la violence faite aux femmes comme un crime de haine ? Très facile : parce que la violence faite aux femmes, sous toutes ses formes, est une violation totale des droits de l’homme comparable aux agressions et attaques subies par les migrants, les réfugiés, les personnes handicapées ou malades, les sans-abri ou les membres de la communauté LGBTQ+. En tant que société, nous devons clarifier que nous n’autoriserons pas cette barbarie à perdurer.
Il est nécessaire de dénoncer vigoureusement la violence subie par les femmes trans. En tant que femmes, elles sont doublement victimes de la violence. Ainsi, plus de 95% des meurtres dans la communauté trans concernent des femmes trans. L’homophobie et la transphobie sont également des formes de violence sexiste qui attaquent systématiquement les droits de la communauté LGBTQ+ en raison de leur orientation et identité sexuelles. Pour cette raison, nous ne pouvons pas tolérer la complicité avec la violence, la haine et la discrimination. Nous ne pouvons pas permettre un recul dans la reconnaissance et l’exercice des droits. Dans une société démocratique, la protection des droits de l’homme doit toujours progresser vers l’avant, ne pas régresser ni être restreinte.
Comme nous le savons, la violence faite aux femmes se manifeste de différentes manières. Au-delà des mauvais traitements physiques et émotionnels quotidiens, les femmes victimes de violence font également face à du harcèlement et à des violences sexuelles, étant contraintes à des relations sans leur consentement et avec une cruauté extrême. Les données sont bouleversantes : un tiers des femmes dans le monde ont subi une forme quelconque de violence physique ou sexuelle de la part de partenaires ou d’ex-partenaires ; près de la moitié des femmes mariées ou vivant avec leur partenaire ont eu des expériences sexuelles non désirées ; environ 800 millions de femmes, soit environ 10% de la population mondiale, se sont mariées avant l’âge de 18 ans, beaucoup d’entre elles contre leur gré et parfois avec des hommes quadruplant leur âge ; on estime que 200 millions de femmes ont subi une mutilation génitale ; et plus de 70% des victimes de la traite des êtres humains sont des femmes et des filles, trois sur quatre à des fins d’exploitation sexuelle.
Et pourquoi devrions-nous considérer la violence faite aux femmes comme un acte de torture ? PARCE QUE S’IL EXISTE UN DROIT DE L’HOMME VRAIMENT ABSOLU, C’EST CELUI SELON LEQUEL AUCUNE PERSONNE NE PEUT ÊTRE SOUMISE, JAMAIS, À AUCUNE FORME D’HUMILIATION NI DE TORTURE EN AUCUNE CIRCONSTANCE. AINSI, la violence faite aux femmes constitue un acte de torture qui porte atteinte directement à la dignité humaine inviolable et aux droits de l’homme des femmes, ainsi que de leurs filles et fils, qui deviennent sans aucun doute également des victimes.
Et pourquoi devrions-nous considérer la violence faite aux femmes comme un acte de terrorisme ? Parce que la violence faite aux femmes entraîne une volonté de domination et de soumission par le biais d’actions violentes qui inspirent la TERREUR. Pour cette raison, la violence faite aux femmes est sans aucun doute une forme de terrorisme par le biais de laquelle les auteurs, en utilisant la violence physique et psychologique, inspirent une peur terrifiante dans le seul but de soumettre les femmes à leur contrôle.
Oui, sans aucun doute, la violence faite aux femmes est aussi un crime contre l’humanité et un génocide normalisé. Et pourquoi ? Parce que, selon les Nations Unies, environ 140 femmes sont tuées chaque jour en raison de la violence sexiste. Cela nous conduit à un calcul déchirant : environ 1 500 000 femmes ont été tuées au cours des 30 dernières années simplement parce qu’elles sont des femmes. Par conséquent, nous sommes confrontés à une forme de génocide qui ne peut plus être ignorée. Tout au long de l’histoire, les femmes ont subi les pires atrocités : de la violence physique ou sexuelle à l’extraction sauvage de leurs bébés de leur ventre et jusqu’à l’assassinat juste après la naissance simplement parce qu’elles étaient nées filles.
Pour toutes ces raisons, il faut affirmer que les femmes ont été historiquement ignorées face à un machisme qui a persisté dans son faux privilège. Nier la réalité revient à se ranger du côté de ceux qui ont permis et perpétué ce fléau tout au long de l’histoire de l’humanité.
Il est impossible de calculer combien de femmes ont été tuées dans le monde entier et au fil de l’histoire simplement parce qu’elles étaient des femmes. C’est pourquoi, nous pouvons affirmer, sans crainte de nous tromper, que nous sommes confrontés au génocide le plus nombreux et le plus durable de l’histoire de l’humanité. Et nous ne pouvons pas permettre qu’il continue de se dérouler sous nos yeux.
Nous ne ferons pas un pas en arrière, ni ne resterons indifférents. En ce moment, où des millions de femmes dans le monde entier subissent la violation de leurs droits les plus fondamentaux à travers des actes de terrorisme, des crimes de haine, des violences sexuelles, la traite à des fins d’exploitation sexuelle et, en fin de compte, un véritable génocide caché, nous devons élever la voix et continuer à lutter pour ces femmes qui aspirent à échapper à la peur, à la violence, à la douleur et à la mort. Nous devons le faire en mémoire de toutes ces femmes qui n’ont pas pu s’échapper et qui ont perdu la vie aux mains de la barbarie et de l’abomination qu’est la violence sexiste.
Nous devons regarder vers l’avenir et travailler pour que les femmes et les filles d’aujourd’hui, et celles de demain, puissent vivre sans peur dans un monde exempt de violence et en toute liberté. Un monde où les listes de femmes assassinées ne soient qu’un souvenir amer du passé. Un monde où être une femme ne signifie pas vivre sous la menace constante de viol, d’humiliation, d’agression physique, de discrimination ou de harcèlement simplement parce que l’on est une femme. Et, bien sûr, un monde exempt de ce génocide caché, de cette forme de torture, de ce terrorisme quotidien et de ce crime de haine qu’est la violence faite aux femmes, à leurs filles et fils.
Aujourd’hui, nous élevons de nouveau la voix pour toutes les femmes, pour celles qui ne sont plus là, pour celles qui ont survécu et qui sont toujours là, et pour celles qui viendront.
Pas une de moins, pas une de plus !
Ça suffit !
C’est fini !
🇵🇹PORTUGUÊS🇧🇷
ACABOU!
Dia Internacional pela Eliminação da Violência contra a Mulher
A cada 25 de novembro, agitamos as ruas com fúria para nos revoltarmos contra a abominável praga que é a violência contra as mulheres. Todos os dias, milhares de mulheres em todo o planeta são vítimas da violência que, com muita frequência, ocorre na presença de suas filhas e filhos. E acontece enquanto um ambiente social e familiar mantém um vergonhoso e cúmplice silêncio. Por esta razão, chegou o momento de gritar, JÁ CHEGA!
Mas o que é a violência contra as mulheres? A resposta é simples: A violência contra as mulheres é uma violação dos direitos humanos, um crime de ódio impiedoso, um ato de terrorismo inaceitável, uma tortura desumana e, acima de tudo, um crime contra a humanidade que a história normalizou. Das convicções mais profundas e das condenações mais enérgicas, desafiamo-la cara a cara para erradicá-la da nossa sociedade.
Mas por que é uma violação dos direitos humanos? Porque é um atentado contra toda a humanidade que dilacera os direitos fundamentais das mulheres e meninas pelo simples fato de serem quem são. Tudo acontece através de atos contra a sua integridade física, sexual, emocional, psicológica ou econômica e, também, por meio do uso de ameaças, coações e exclusão forçada da vida pública, privada ou social pelas mãos de quem exerce essa violência criminosa.
Alguém poderia perguntar, por que devemos considerar a violência contra as mulheres um crime de ódio? Muito fácil: porque a violência contra as mulheres, em todas as suas formas, é uma violação total dos direitos humanos comparável às agressões e ataques sofridos por pessoas migrantes, refugiadas, pessoas com deficiência ou com alguma doença, pessoas sem-teto ou membros da comunidade LGBTQ+. Como sociedade, devemos deixar bem claro que não vamos mais permitir que essa barbárie continue.
É necessário denunciar veementemente a violência sofrida pelas mulheres trans. Sendo mulheres, são duplamente vítimas da violência. Assim, mais de 95% dos assassinatos na comunidade Trans correspondem a mulheres trans. A LGBTIfobia e a transfobia também são formas de violência machista que atacam sistematicamente os direitos da comunidade LGBTQ+ por sua orientação e identidade sexual. Por esta razão, não podemos permitir cumplicidade com a violência, o ódio e a discriminação. Não podemos permitir retrocessos no reconhecimento e no exercício de direitos. Em uma sociedade democrática, a proteção dos direitos humanos deve sempre evoluir para frente, não regredir ou ser reduzida.
Como sabemos, a violência contra as mulheres se manifesta de diversas formas. Além dos maus-tratos físicos e emocionais diários, as mulheres vítimas de violência enfrentam também assédio e violência sexual, sendo forçadas a relações sem seu consentimento e com extrema crueldade. Os dados são estarrecedores: um terço das mulheres no mundo sofreu alguma forma de violência física ou sexual por parte de parceiros ou ex-parceiros; quase metade das mulheres casadas ou que convivem com seus parceiros tiveram relações sexuais não desejadas; cerca de 800 milhões de mulheres, cerca de 10% da população mundial, se casaram antes dos 18 anos, muitas contra a própria vontade e, em algumas ocasiões, com homens que quadruplicam a idade delas; estima-se que 200 milhões de mulheres tenham sido submetidas à mutilação genital; e mais de 70% das vítimas do tráfico de seres humanos são mulheres e meninas, três em cada quatro para fins de exploração sexual.
E por que devemos considerar a violência contra as mulheres um ato de tortura? PORQUE SE EXISTE UM DIREITO HUMANO VERDADEIRAMENTE ABSOLUTO, É O DIREITO DE QUE NENHUMA PESSOA PODE SER SUBMETIDA, JAMAIS, A QUALQUER FORMA DE HUMILHAÇÃO OU TORTURA SOB NENHUMA CIRCUNSTÂNCIA. Portanto, a violência contra as mulheres constitui um ato de tortura que atenta diretamente contra a dignidade humana inviolável e os direitos humanos das mulheres, assim como de suas filhas e filhos que, sem dúvida, também são vítimas.
E por que devemos considerar a violência contra as mulheres um ato de terrorismo? Porque a violência contra as mulheres implica uma ânsia de dominação e submissão através de ações violentas que infundem TERROR. Por esta razão, a violência contra as mulheres é, sem dúvida, uma forma de terrorismo através do qual os agressores, por meio do uso de violência física e psicológica, infundem um medo aterrador com o único propósito de subjugar as mulheres ao seu controle.
Sim, sem dúvida, a violência contra as mulheres é também um crime contra a humanidade e um genocídio normalizado. E por quê? Porque, diariamente, segundo as Nações Unidas, cerca de 140 mulheres são assassinadas por violência machista. Isso nos leva a um cálculo dilacerante: cerca de 1.500.000 mulheres foram assassinadas nos últimos 30 anos simplesmente por serem mulheres. Portanto, estamos diante de uma forma de genocídio que não pode mais ser ignorada. E é que, ao longo da história, as mulheres sofreram as piores atrocidades: desde a violência física ou sexual, passando pela extração selvagem de seus bebês de seus ventres até o assassinato logo após o nascimento pelo simples fato de terem nascido meninas.
Por todas essas razões, é preciso afirmar que as mulheres foram historicamente ignoradas diante de um machismo que persistiu em seu falso privilégio. Negar a realidade é se posicionar ao lado daqueles que permitiram e perpetuaram essa praga ao longo da história da humanidade.
É impossível calcular quantas mulheres foram assassinadas em todo o mundo e ao longo da história pelo simples fato de serem mulheres. Por isso, podemos afirmar, sem medo de errar, que estamos diante do genocídio mais numeroso e prolongado da história da humanidade. E não podemos permitir que continue a acontecer diante de nossos olhos.
Não daremos um passo atrás, nem permaneceremos indiferentes. Neste momento, quando milhões de mulheres em todo o mundo sofrem a violação de seus direitos mais básicos através de atos de terrorismo, crimes de ódio, violência sexual, tráfico para exploração sexual e, em última análise, um verdadeiro genocídio encoberto, devemos erguer a voz e continuar lutando por aquelas mulheres que anseiam escapar do medo, da violência, da dor e da morte. Devemos fazê-lo em memória de todas aquelas mulheres que não puderam escapar e que perderam a vida diante da barbárie e da abominação que é a violência machista.
Temos que olhar para o futuro e trabalhar para que as mulheres e meninas de hoje, e as mulheres e meninas do amanhã, vivam sem medo em um mundo livre de violência e em liberdade. Um mundo onde as listas de mulheres assassinadas sejam apenas uma lembrança amarga do passado. Um mundo onde ser mulher não signifique viver sob a ameaça constante de estupro, humilhação, agressão física, discriminação ou assédio simplesmente por ser mulher. E, é claro, um mundo livre desse genocídio encoberto, dessa forma de tortura, desse terrorismo diário e desse crime de ódio que é a violência contra as mulheres, suas filhas e filhos.
Hoje, levantamos novamente a voz por todas as mulheres, pelas que já não estão, pelas que sobreviveram e ainda estão aqui, e pelas que virão.
Nenhuma a menos, nenhuma a mais!
Já chega!
Acabou!