Nuestra Única Meta

La paz es mucho más que la ausencia de violencia. Debería ser nuestro estado natural, permitiéndonos avanzar juntos, en convivencia y respetando nuestras diferencias que son solo superficiales. La Carta de las Naciones Unidas también aboga por «preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra», pero lamentablemente, aún existen un buen número de conflictos que afectan a millones de personas en más de 50 lugares del mundo.

No siempre es suficiente con enviar fuerzas de pacificación o confiar únicamente en la diplomacia preventiva. Necesitamos una «CULTURA DE LA PAZ», que rara vez se menciona. La cultura de la guerra y la violencia parece prevalecer debido a intereses ocultos y tanto la impunidad como la intolerancia parecen seguir en aumento dentro de nuestra sociedad. Es verdad que cambiar todo un sistema ancestral basado en la guerra y la violencia es un desafío complejo que requiere esfuerzos desde múltiples ángulos, pero es el único camino que debemos seguir.

El 21 de septiembre, Día Internacional de la Paz, no debería ser la única fecha para recordar la importancia de la paz. Deberíamos insistir en esto constantemente para que nuestros líderes escuchen a todas las comunidades del mundo en aquellas regiones azotadas por la guerra. Estas comunidades solo piden el fin de la violencia, la represión y la intolerancia. Millones de personas claman a diaro por el respeto de sus derechos humanos y libertades básicas, buscando proteger a sus familias y huyendo del hambre, el dolor y la destrucción. Pero a menudo se les silencia.

La falta de paz tiene muchas causas que van más allá de los conflictos armados. La falta de atención médica y humanitaria, la pobreza extrema, la proliferación de las enfermedades, los desastres naturales relacionados con el cambio climático y la falta de sistemas políticos democráticos son solo algunas de ellas. También está la falta de control en la venta de armas y el incumplimiento de compromisos internacionales. Es verdad que son muchas las causas, pero, igualmente, también son motivos para trabajar por la paz sin descanso. 

Debemos unirnos para luchar contra ese enemigo común, que es la guerra, y que amenaza a toda la humanidad. No importa que estemos separados físicamente; aún podemos trabajar codo con codo por un futuro mejor, basado en el respeto, la igualdad y la justicia social, con la paz como único camino. Ese enemigo mortal no puede ganar. 

Las nuevas generaciones tienen un papel fundamental en la construcción de un futuro en donde la paz impere. Solo a través de la paz se puede lograrse un futuro de prosperidad y de oportunidades que, sin duda, merecen las mujeres y los hombres del mañana. Y, ahora mismo, son los líderes del mundo quienes deben proteger a las generaciones presentes y futuras de la guerra garantizándoles un futuro de paz y libertad. Un futuro en donde liderarán el camino hacia un mundo mejor de prosperidad y esperanza.  Sus voces son poderosas y han demostrado su compromiso con la defensa de la dignidad inviolable de toda persona y los derechos humanos; con la igualdad de género entre mujeres y hombres, con la lucha contra toda forma de violencia, odio y discriminación; contra el cambio climático y por un desarrollo sostenible; y, por supuesto, por la defensa de la democracia. Porque todas estas vías son esenciales para lograr la paz.

Siempre habrá quienes nieguen la realidad e intenten buscar falsos responsables para justificar su propio fracaso. Pero en un mundo interconectado, toda la humanidad comparte la responsabilidad de defender la paz. Rechacemos a quienes intentan dividirnos y trabajamos juntos por un mundo más pacífico y justo, donde todos, sin importar nuestras diferencias, tengamos los mismos derechos bajo la misma dignidad.

La democracia, la libertad, la igualdad y, en definitiva, la defensa de los derechos humanos deben ser siempre las grandes reglas de oro que nunca deben incumplirse. No olvidemos que solo a través de la paz recordaremos siempre el sentido de nuestra humanidad. Por eso, debemos defender la paz con determinación. 

Unamos nuestras voces en defensa de la paz, hoy, mañana y siempre.  

Proclamemos un mundo libre de violencia.

Porque la paz es nuestro único camino.

Y nuestra única meta.